Historia

 

CAPITULO VI

 

LOLOS PRIMEROS AÑOS DE LA ERMITA DE SAN ANTÓN

(1525-1550)

 

En 1524 las obras de la ermita estaban muy avanzadas y ya aparecía la capilla cubierta, pero todavía distaba mucho de estar totalmente terminada, y en un mandato del ayuntamiento de La Solana en julio de 1530 se indica que la "ermita de Santo Antón y no hara rematarlo por no tener los maravedíes", recomendando que todos los maravedíes que consigan recaudar los gasten en acabar las obras, porque los que se dediquen a ello "estaran muy bien gastados"1.

Ermita de San Anton (La Solana)


La visita realizada a La Solana en noviembre de 1535 por los visitadores de la Orden de Santiago Diego Ruiz de Solís, comendador de Villanueva de la Fuente y Juan Muñoz, vicario de Beas, nos va a hacer una detallada descripción de la ermita:
"visitose la hermita de San Antón la qual esta a un quarto de legua de la dicha villa en un cerro, tiene las paredes de piedra e varro, es de un cuerpo esta de tres partes las dos cubiertas de madera de pino labrado y lo cubierto tiene las paredes rrevocadas de cal, tiene atajada una parte con una rreja de madera, en donde esta el altar, esta qual altar la ymagen de santo Antón de bulto e de pincel en el mismo altar"2 .
En esta descripción se ve como todavía falta por construir parte de la ermita, estando cubierta y rematada solamente dos terceras partes de ella, aunque ya reúne las condiciones necesarias para el culto, y la han dotado de una imagen de San Antón de bulto redondo y otra que está pintada, ya que nos indica que es de pincel. El altar también está adornado por un frontal de lienzo y una sobremesa de flores, teniendo además dos pares de manteles y un paño labrado. Por otro lado a pesar de que la ermita tiene apenas veinte años ya ha conseguido un importante patrimonio en tierras, que se plasma en cuatro hazas y dos quiñones, que describimos a continuación:
---"un haça camino de membrilla al mojón de dos fanegas de cevada.
---otra haça de cinco fanegas cerca de la hermita linde de Mingo Hernández
---otro quiñon al palomar de morisnan linde de Pero López.
---otra haça alero de concejo linde de Alonso Gonçalez, mayordomo.
---otra haça camino del ciervo lynde Juan Romano.
---otro quiñon de dos celemines al higueral linde de la de Antón Martín".


El mayordomo de la ermita era en ese momento Alonso Gonçalez de la Torre, que lo era desde el 19 de enero de 1530, año en que recibió trescientos noventa y nueve maravedíes del anterior mayordomo. Una vez tomadas las cuentas, el total de ingresos desde enero de 1530 hasta este momento asciende a tres mil doscientos cincuenta y un maravedíes, dos fanegas de trigo, más otras ocho fanegas y ocho celemines de cebada. Los ingresos de la ermita procedían de la producción de cereales de las tierras que poseía y de las limosnas de los fieles.
Los gastos en este período se centraban en la obra de la ermita, pagándose tres mil maravedíes "a los maestros que hizieron una parte de la obra de la dicha hermita" y otros veinte reales (680 maravedíes) por la madera necesaria para la obra. Para conseguir los veinte reales se vendieron ocho fanegas de cebada al precio de ochenta maravedíes cada una "e para complirse los dichos veinte reales dio el mayordomo quarenta maravedíes con la dicha cevada e dio en gastos de por menudo sesenta e ocho maravedíes", con lo que llegaron los gastos hasta los tres mil ciento ocho maravedíes y las ocho fanegas de cebada. Además se entregaron dos fanegas y media de trigo "que dio a los que fueron por la madera e porque la hermita no tenya mas de dos fanegas descontaron por la media fanega setenta y seys maravedíes"3


El alcance (ingresos menos gastos) de la ermita era de sesenta y siete maravedíes y ocho celemines de trigo, pero el mayordomo tuvo que abonar a los que estaban haciendo la obra de la ermita otros ciento sesenta y tres maravedíes, resultando un beneficio prácticamente irrisorio: veintiocho maravedíes, pudiendo observar como los gastos para concluir la ermita de San Antón estaban absorbiendo prácticamente todos los ingresos obtenidos. Los visitadores hacen también varios mandatos al mayordomo que consisten en que "de los primeros dineros que aya de la hermita se haga pagado", es decir que se paguen los gastos de la visita, ya que no le queda dinero ni para eso, además se le encarga que "de las limosnas e rentas de tierras haga cubrir lo restante de la hermita y rrebocar las paredes según que estan las paredes de lo que esta cubierta"4 , es decir que se acabe de edificar la ermita y que se haga de la misma manera que lo que hay construido, con el objeto de mantener una uniformidad en su estructura.
En la descripción de 1550 la ermita ya está terminada, indicándonos que está cubierta de madera de pino a par e hilera, con una reja de palo que separa el altar del resto de la nave, estando la imagen de bulto, otra pintada y un frontal de lienzo para adornar el altar con la imagen de San Antón, siendo sus posesiones en tierras las mismas que poseía quince años antes. El mayordomo en ese momento es Juan Díaz de Montalvan, al que toman cuenta, teniendo en su poder de alcance seiscientos sesenta y nueve maravedíes, y "en poder de una persona estan sesenta y ocho rreales (2.312 maravedies) que cobraronse y dieronse de mayordomo presente" y una vez tomada la cuenta y viendo que era cierta, de acuerdo con el concejo se nombró como nuevo mayordomo a Martín Gómez, vecino de la villa, recibiendo el dinero del alcance del anterior mayordomo.5

Techumbre de madera de la Ermita


Los visitadores dan varios mandatos al nuevo mayordomo, con el objeto de arreglar tanto la ermita como la imagen del santo, indicando que el "alero de la pared poniente le haga aderesçar e poner la teja necesaria"; que mande hacer una imagen nueva de San Antón con su tabernáculo tallado y que "haga la ymagen de manera que pueda salir a la procesion quando va el pueblo a la dicha hermita y no vistan a la que al presente tiene como soldado, que paresce cosa de yndebocion y la saquen fuera de la hermita porque no conviene"6. Vemos como la primera imagen que se había hecho de San Antón no sería muy agraciada y además la vestían como un soldado, no considerándola los visitadores apropiada para los actos religiosos, que como nos indican se llevarían a cabo de igual manera que en la actualidad, yendo la gente del pueblo a la ermita, y haciendo una procesión con el Santo. También le mandan que "haga hazer un carrillo bueno" para que pueda poner la lámpara en las vigas de madera y no como estaba. Pero como no tiene la ermita el dinero necesario para hacer la nueva imagen de San Antón, los visitadores deciden que el mayordomo de la bula de la ermita de San Sebastián, Lope Díaz Serrano, entregue al mayordomo de San Antón la cantidad de seis mil maravedíes para hacer la imagen y el tabernáculo, y que cuando el mayordomo de San Antón disponga de ese dinero los devuelva al de San Sebastián.7


En estos treinta y cinco años que habían transcurrido desde su construcción, la ermita y devoción de San Antón había alcanzado notable importancia en La Solana. La trascendencia de la actividad ganadera en la villa y el patronazgo del Santo sobre los animales nos permiten explicar el auge que adquirió en pocos años.
Como hemos visto en estas líneas, San Antón es una ermita realizada a principios del siglo XVI, con un estilo arquitectónico popular y una bella techumbre de madera, a par e hilera semejante a la que tendría Santa Quiteria, si no hubiese sido destruida; y un hecho muy importante es el de su pureza arquitectónica, conservada hasta la actualidad, siendo esto debido quizá a no encontrarse dentro de la población, pudiendo observar en la actualidad un edificio que prácticamente ha llegado hasta nosotros sin apenas reformas, tal y como se concibió hace cinco siglos
.

 

Notas

1.ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE LA SOLANA (AHMLS). Signatura 1524. Libro de decretos del ayuntamiento de La Solana 1520-1531. Mandatos julio-agosto 1530.

2. ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (AHN). Sección Ordenes Militares. Santiago. Libro 1082C. Visita de 1535, pág. 81.
3.Ibídem, pp.82-83.
4.Ibídem, pág. 84.
5.AHN. Sección Ordenes Militares. Santiago. Libro 1085C. Visita de 1550, pág. 1139.
6.Ibídem, pág. 1140.
7.Ibídem, pág. 1138.