¿Qué
es el Adviento?
(Parroquia
de San Vicente Mártir de Abando - Bilbao)
Las
venidas del Señor
Hace
más de dos mil años, en Belén, un pequeño
pueblo de Israel, y acompañado del amor de sus padres
María y José, entró en nuestra historia
humana Jesús, el Hijo de Dios. El mismo Dios vino a
vivir nuestra vida. Desde muchos siglos atrás, en el
pueblo de Israel, animado por la palabra de los profetas,
se vivía la esperanza de la venida de alguien capaz
de renovar el camino de la humanidad, alguien en quien Dios
se manifestaría y a través del cual se abrirían
las puertas de una vida nueva, distinta, guiada por el amor
de Dios y no por el dolor y el mal que tan profundamente marcan
la condición humana. Alguien que se conocía
con el nombre de Mesías.
Y allí,
en Belén, nacía aquel niño, Jesús.
No parecía tener ninguna especial característica
divina: nacía pobre, en una familia desconocida, lejos
de su casa por exigencias de las leyes del emperador romano...
Pero nosotros, los cristianos, guiados por el testimonio de
los que siguieron a aquel niño cuando, ya adulto, recorría
los caminos de Palestina anunciando la Buena Noticia, creemos
que, realmente, él es el enviado de Dios para abrir
para todos el camino de la salvación, el Hijo de Dios
que nos llena de vida. Durante el tiempo de Adviento
preparamos la celebración de la venida de Jesús,
el Mesías de Dios, en medio de nosotros. No como si
no le conociéramos, como si fingiéramos que
aún no ha nacido: sabemos que nació hace dos
mil años, que ha vivido nuestra misma vida, que ha
amado hasta la muerte en cruz, que ha resucitado. Pero preparar
la fiesta de su nacimiento es una ocasión para renovar,
con toda intensidad, una actitud de fe y de espera en la salvación
que él viene a traernos. Y es una ocasión para
preparar nuestras vidas a fin de que pueda seguir viniendo
a nosotros, a fin de que pueda entrar dentro de nosotros,
renueve nuestro corazón y nos convierta en hombres
y mujeres nuevos, dedicados a hacer el bien como él
lo hacía. Por eso decimos también que
el Adviento no es sólo preparar una venida ocurrida
hace ya siglos. El Adviento es preparar también una
venida constante, de todos los días. Porque ahora,
hoy, a cada momento, Jesús viene también. Viene
a través de la Eucaristía, a través de
los sacramentos, a través de la comunidad cristiana.
Viene también al corazón de cada creyente, en
la oración, en la lectura de su Palabra, en todas las
ocasiones en que queremos acercarnos a él. Y viene
a través de nuestros seres queridos, conocidos, marginados,
enfermos, etc., en los acontecimientos de nuestra vida, en
todo lo que hacemos y vivimos, y especialmente en los pobres,
ya que en ellos se refleja con especial intensidad su rostro.
Y también
celebramos otra venida de Jesús, en el tiempo de Adviento.
Su venida definitiva, al final de todo, cuando reunirá
a toda la humanidad en la vida plena de su Reino. Nosotros,
en este mundo, caminamos hacia esa venida definitiva, y nos
preparamos para estar bien dispuestos para ese momento. Y
él, Jesús, nos anuncia que nuestro camino humano,
a veces tan lleno de oscuridades y dolores, está llamado
a convertirse, como dice el libro del Apocalipsis, en un cielo
nuevo y una tierra nueva, donde Dios será para siempre,
Dios con nosotros, y no habrá ya lágrimas, ni
penas, ni dolor, y el amor de Dios lo será todo en
todos. Nosotros, en este mundo, en espera de esta venida definitiva,
debemos estar en actitud de vigilancia, aprendiendo día
a día a amar a Dios y a los demás como Jesús,
para poder llegar un día a vivir para siempre con él.