CAPITULO XVI UN
FUERTE IMPULSO A LAS OBRAS DE LA IGLESIA DE SANTA CATALINA (1520-1535)
L
La década de los años veinte fue muy importante para las obras que
se realizaban en la iglesia de Santa Catalina de La Solana y que duraban más
de veinte años, habiéndose realizado una parte importante de la
nueva iglesia, como eran los muros, mientras que "esta mas de la mitad hecha
nuevamente de bovedas muy bien libradas de una nave e la capilla mayor e otras
obras"(1) .
El 22 de abril de 1521 el Ayuntamiento de La Solana dirigido por el capitán
Juan de Salazar y los alcaldes Alonso Gómez y Francisco Díaz decide
se rompa la iglesia con el objeto de realizar "ciertas troneras", pagando
al vecino que se encargó de hacerlas noventa y dos reales y medio (2).
El objeto de dicha obra era dotar a la iglesia de una mejor iluminación,
aunque al hablar de troneras serían ventanas estrechas y alargadas para
evitar que las inclemencias atmosféricas afectaran a los fieles durante
el culto.
Al año siguiente se produjo un hecho muy importante que daría un
impulso a las obras como fue la concesión de la autorización para
arrendar la dehesa del concejo y que sus ingresos se destinaran a dichas obras.
A consecuencia de ello el 9 de mayo los miembros del ayuntamiento al haber comenzado
las obras porque "ay necesidad de ella", deciden llamar a Juan de Baeza
y ordenan se hagan las sepulturas necesarias en la iglesia(3)
. Aquí vemos al que será el maestro de las obras de la iglesia de
Santa Catalina durante toda la década, Juan de Baeza, vecino de Valdepeñas
aunque de posible ascendencia jienense, como nos muestra su apellido. La autorización
de sembrar la dehesa tendrá efecto el día de San Miguel de 1522
siendo concedida por tres años. Para llevar las cuentas de la dehesa, al
igual que se había hecho en momentos anteriores en los que se dio la misma
circunstancia, se nombra un mayordomo de obra, distinto del mayordomo de la iglesia.
El 8 de julio de 1525 son informados los visitadores de que "tiene la yglesia
que por provision de Vuestra Magestad se dio licencia al concejo para arrendar
una dehesa para la obra de la yglesia que esta abierta e se edifica la qual arrendaron
por tres años que fueron los dos pasados y este presente de veynte e cinco
que cumplen todos tres años por San Miguel presente".El
mayordomo anterior que había llevado las cuentas de la obra hasta agosto
de 1524 fue Alonso Díaz, que entregó a su sucesor veintiún
mil trescientos sesenta y cinco maravedíes y medio, que le habían
sobrado tras los gastos realizados en la obra. La persona que le sucedió
en el cargo fue Alonso López de Santos, que debía recibir durante
el año 1525 la renta de la dehesa que ascendía a ochenta y tres
mil ciento sesenta y nueve maravedíes, recibiendo además otros seiscientos
diecisiete maravedíes de unos testamentos que habían donado para
la obra de la iglesia. El mayordomo había gastado durante su mandato catorce
mil ochocientos ochenta y seis maravedíes y medio, por lo que quedaba una
cantidad importante para continuar con los trabajos, a pesar de que ese año
concluyera la autorización de arrendamiento de la dehesa: noventa mil doscientos
sesenta y cinco maravedíes, aunque parte de ellos se debían cobrar
cuando cumpliera el plazo dentro de dos meses. Los visitadores ordenan que "los
dichos maravedíes los gaste en la obra según va haziendose e en
la capilla principal que esta muy cascada e hendida e para se hundir que ay mucho
peligro".
También
ordenan que los treinta y nueve mil trescientos noventa y cuatro maravedíes
que tiene de alcance el mayordomo de la iglesia, Juan González Alvo, "los
gaste en la obra de la dicha yglesia porque esta abierta e se labra en ella e
desta cabsa no se mando otra cosa acerca de esto"(4)
. Observamos por tanto como la prioridad en estos momentos es avanzar en las obras,
renunciando los visitadores a ordenar otro gasto que pudiera detraer alguna cantidad
de la necesaria para la edificación de la iglesia. Las obras realizadas
en este momento se centran en cubrir y abovedar la parte central hasta los pies,
y como nos indican "lo viejo van derribando como van haziendo", siendo
también necesario reforzar la capilla principal que corre peligro de hundirse.
Materiales
originales de la construccion de la Iglesia
Los importantes ingresos para la obra de la iglesia que suponía
el arrendamiento de la dehesa, superiores a los ochenta mil maravedíes
anuales, marcaban el ritmo de realización de las obras, sin embargo la
finalización de la autorización a finales de 1525 no supondría
la paralización de las obras, ya que los mayordomos habían dosificado
los gastos durante los tres años que estuvo arrendada, consiguiendo que
se conservara una cantidad importante de maravedíes, mientras se solicitaba
una nueva autorización de arrendamiento.
Un hecho que podemos destacar en las cuentas de la iglesia
es el pago de "cinco myll e novecientos e quinze maravedíes que pago
a Francisco de Luna cantero"(5) , dinero
que no sale de los ingresos de la obra, sino de los gastos corrientes del mayordomo
de la iglesia, Juan González Alvo. Como ya indicamos en un capítulo
anterior ese dinero se entregaría a Francisco de Luna por la terminación
de la capilla de los Castro, lo que es avalado por el hecho de que no salga del
dinero de la obra, sino que provendría de la donación que realizó
Leonor de Castro para financiar dicha capilla.
Pero ¿quién era Francisco de Luna, el maestro
cantero que terminó la capilla de los Castro?. Francisco de Luna fue uno
de los maestros favoritos de la Orden de Santiago, siendo uno de los artífices
del nuevo estilo que aglutinaba estructuras góticas con la decoración
de grutescos, combinando elementos tardomedievales con las nuevas corrientes renacentistas.
En el primer lustro de la década de los años veinte trabajó
en el Campo de Montiel, ya que además de la obra realizada en La Solana,
en agosto de 1522 redactó el proyecto para terminar la construcción
de la iglesia de San Andrés de Villanueva de los Infantes junto a Pedro
de Alarcos (que incluía la construcción de tres portadas, dos capillas
y la torre). En 1529 cuando se comenzó a edificar el Convento de Uclés,
Francisco de Luna será nombrado maestro de obras, permaneciendo en el cargo
hasta su muerte en 1551 e imprimiendo al convento el gusto por la decoración
plateresca y los recargados grutescos propios de su estilo, comenzando su construcción
por la fachada oriental del monasterio y el ábside de la iglesia (6).
Sin embargo su obra no se limitará al Convento de Uclés, pues también
llevará a cabo importantes obras en la catedral de Cuenca, donde sería
maestro mayor y en la que realizará la bella portada plateresca de la capilla
de los Apóstoles. Además intervendrá mediante informes, tasaciones
o aconsejando en su construcción en otras obras realizadas en el Campo
de Montiel o el Priorato de Uclés, y en la iglesia de San Juan de Albacete.
Pero su influencia no se limitará al renacimiento manchego, sino que tendrá
una importante relación familiar e influencia artística en el principal
arquitecto del renacimiento andaluz, Andrés de Vandelvira, el cual había
nacido en Alcaraz, zona limítrofe del Campo de Montiel en 1509, estando
documentado su trabajo en el convento de Uclés en 1530. Andrés era
entonces un joven y prometedor maestro cantero de 21 años, que se enamoraría
de Catalina, la hija del maestro de obra Francisco de Luna, del que acabó
convirtiéndose en yerno(7) . Entre
1530 y 1536 recibiría la formación y ayuda de su suegro que le permitieron
conseguir en este último año junto a Alonso Ruiz el contrato para
construir la iglesia de San Salvador de Úbeda, siguiendo los planos de
Diego de Siloé. A esta obra le continuaría la capilla mayor de la
iglesia de San Francisco en la vecina ciudad de Baeza, comenzándola en
1540 para terminar seis años más tarde, trabajando a continuación
en la catedral y el ayuntamiento de dicha ciudad. Su gran trabajo y maestría
le permitiría conseguir en 1554, la adjudicación de la realización
de la catedral de Jaén, su obra maestra, en la que trabajaría hasta
su muerte acaecida en 1575, lo que no le privó de realizar otras obras
en la vecina Úbeda, como el hospital de Santiago y los palacios de Vázquez
de Molina y de Vela de los Cobos, así como las iglesias de Huelma y Villacarrillo,
realizando en su ciudad natal, Alcaraz, la torre del Tardón. Su excelente
obra marcó una impronta en el renacimiento andaluz, del que fue uno de
sus principales maestros. En noviembre de 1530 se observa un nuevo problema
en la conservación de la iglesia, cuando los miembros del Ayuntamiento
de La Solana indican que "la yglesia desta dicha villa esta embarrada"
y para solucionar este contratiempo "mandaron que la hagan asolar de tierra
y enparejar a costa de la dicha yglesia". La causa de que la iglesia se encontrara
así nos la indican más adelante, cuando piden "se castigue
a cada uno que tuviere sepultura en la dicha yglesia" y que aquellas personas
que abran una nueva sepultura dentro de la parroquia, la enluzcan con yeso y donde
no lo hagan el mayordomo de la iglesia se encargue de enlucirla, siendo las costas
a cargo de quien "fuere la tal sepultura y no otra persona ninguna".
Además indican que para los enterramientos particulares ya tiene la iglesia
dos capillas, financiadas por dos de las familias más importantes de la
villa, aunque numerosas personas pudientes también desean ser enterradas
dentro de la iglesia. Nos encontramos así con un problema, ya que aunque
las sepulturas suponían una importante fuente de ingresos para la parroquia,
sin embargo acarreaban que ante la dejadez y falta de uniformidad de los enterramientos,
el suelo de la iglesia estuviera levantado y embarrado. Ante ello deciden que
sean las personas que abren las sepulturas o sus parientes, quienes se encarguen
de reparar los daños causados, y para ello se decide que la totalidad de
la iglesia sea solada, y así se vea claramente quienes incumplen las órdenes
de recubrir adecuadamente las tumbas(8)
. Este problema no era exclusivo de La Solana, pues en 1524 los visitadores Luis
de Zapata y Pedro González ordenan al mayordomo de la iglesia de San Andrés
de Villanueva de los Infantes, Alonso García de la Fuente que en el plazo
de un año se suele toda la obra que se encuentre realizada, debiendo solar
cada vecino su sepultura con yeso y ladrillo, y obligando a quien se negara a
hacerlo bajo pena de diez ducados (9).
. Arco
de la Capilla Bautismal
En estos momentos se habría conseguido una nueva autorización
de arrendamiento de la dehesa, porque se dispone de dinero para la realización
de las obras, y así a finales de 1528, el maestro de obras Juan de Baeza
presenta el proyecto para realizar una nueva capilla en la iglesia, que sería
la tercera, tras la dos ya existentes (la de los Salazar y los Castro) que aparecen
descritas en la visita de 1525. Será el 2 de febrero de 1531 cuando el
ayuntamiento de La Solana encabezado por los alcaldes Francisco Gonçales
y Francisco Ruiz y los regidores Mingo Alonso, Juan Díaz y Alonso Gomez
"todos juntamente dixeron que daban y dieron por bueno con Juan de Baeza,
vecino de la villa de Valdepeñas cantero un asiento que hizieron los dichos
oficiales con Juan de Baeza de una capilla tercera que ha de hazer en la yglesia
de Santa Catalina, vocacion desta dicha villa que se hizo ante Alvar Diaz escribano
público en la dicha villa"(10)
. Este contrato definitivo se firmaría cuando se dispusiera del dinero
necesario para la realización de la obra, tras haber cobrado los arrendamientos
de la dehesa. En estos años se trabajaría en la parte de los pies
de la iglesia, pues ya se habrían realizado las bóvedas de al menos
dos terceras partes del cuerpo de la iglesia, trabajando desde la cabecera hacia
los pies. Entonces, ¿cuál sería esta tercera capilla de la
iglesia?. Si observamos la iglesia de Santa Catalina y sabemos que la pila bautismal
se encontraba en estos momentos "al cabo de la iglesia debaxo de la tribuna",
no nos queda duda que la tercera capilla que se comenzó en 1531 es la capilla
bautismal, realizándose en poco tiempo, pues en 1535 se encontraba ya terminada,
ya que nos indican que "estan en ella hechas tres capillas de boveda muy
buenas"(11) .
Esta
capilla bautismal, que en la actualidad no cumple dicha función, todavía
se conserva en los pies de la iglesia, con un lado mirando al mediodía
en cuyo centro se abre una ventana de tipología gótica, al igual
que su bóveda, destacando en ella su sencillez. Su estilo es similar al
de las otras capillas también góticas y ya descritas con anterioridad
que existen en el templo, si bien hay que destacar que en este caso no existe
portada labrada que de acceso a su interior como en los otros dos casos, sino
que su acceso está marcado por un vano sin decoración alguna. Se
trata de un arco carpanel, seguido de otro de medio punto siendo su intradós
aproximadamente de un metro, a continuación encontramos un espacio cuadrado
cubierto de una bóveda de crucería sin ningún tipo de decoración,
los arcos arrancan desde ménsulas sencillas, cruzándose en el centro
los nervios cruceros con una clave sin decorar. La sencillez de esta capilla quizás
se deba a que no estaba patrocinada por ningún particular, siendo su única
misión la de alojar en su interior la pila bautismal, que se encontraría
en su centro geométrico. En la actualidad el techo queda muy bajo pudiendo
suponer que el suelo primitivo se encontraría al menos un metro por debajo
del actual.
Contraluz
de la ventana ojival de la Capilla Bautismal
En 1535 la iglesia todavía no está terminada,
pues nos indican que "prosigue la obra de la yglesia", sin embargo ésta
se encuentra paralizada ya que los visitadores advierten que "asimismo parece
que a mucho tiempo que en la yglesia desta villa no se obra ninguna cosa aviendo
tanta necesidad de acabarse"(12) ,
lo que nos muestra como una vez más tras la revitalización de las
obras hacia 1530, éstas volvieron a detenerse entre 1533 y 1534, posiblemente
por falta de fondos.
NOTAS.
1.
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (AHN). Sección
Ordenes Militares. Santiago. Libro 1080C. Visita de 1525, pág. 480.
2.ARCHIVO
HISTÓRICO MUNICIPAL DE LA SOLANA (AHMLS). Signatura 1524. Libro de decretos
del Ayuntamiento de La Solana 1520-1531. 22 de abril de 1521. 3.Ibídem,
9 de mayo de 1522. 4.AHN.
Sección Ordenes Militares. Santiago. Libro 1080C. Visita de 1524, pp. 485
y 186. 5.Ibídem,
pág. 484. 6.CASADO
SÁNCHEZ, María Angeles: La Real Casa de Santiago y el Convento de
Uclés. Revista de Historia Moderna. Madrid, pp. 13, 14 y 15. 7.La
relación familiar entre Francisco de Luna y Andrés de Valdenvira
ha sido claramente demostrada por José María Azcárate Ristori
en su artículo "El Convento de Uclés y Francisco de Luna, maestro
de cantería", publicado en Archivo Español del Arte, Tomo XXIX,
el año 1956. 8.AHMLS.
Signatura 1524. Libro de decreto del Ayuntamiento de La Solana 1520-1531. 20 de
noviembre de 1530. 9.FLORES
GUERRERO, Pilar: "Apuntes para el estudio de la iglesia parroquial de San
Andrés de Villanueva de los Infantes", en Cuadernos de Estudios Manchegos,
nº 18, II época. Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1988,
pág. 124. 10.AHMLS.
Signatura 1524. Libro de decretos del Ayuntamiento de La Solana. 1520-1531. 2
de febrero de 1531. 11AHN.
Sección Ordenes Militares. Santiago. Libro 1082C. Visita de 1535, pág.
68. 12.Ibídem,
pp. 68 y 78.
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