El origen de la ermita del humilladero de La Solana,
parece perdido en la noche de los tiempos. El anterior
cronista Antonio Romero, ya indicó en su obra sobre la
historia de La Solana, que se desconoce su origen y tiene
por muy seguro que se construyó al mediar el siglo XVIII (1), y que siempre se ha considerado ligada
al culto de la Virgen de Peñarroya. Sin embargo esto
no fue así,
y en este capítulo vamos a intentar aportar algo de luz sobre
el origen del humilladero y su fecha de construcción, mucho
anterior de lo que se cree.
El
viernes 7 de febrero de 1550, los visitadores de la Orden
de Santiago Sánchez de Carvajal, gobernador del Campo
de Montiel, y Juan Muñoz, cura de Cehegín,
que habían llegado nueve días antes a La Solana,
tienen conocimiento de que el día de San Juan, el
concejode la villa patrocina una procesión con la
imagen de San Juan Evangelista a un prado ubicado en las
afueras de la villa, próximo a una fuente, donde ponían
la pequeña imagen del santo sobre un palo, realizando
además una comida en dicho prado. Ante la devoción
que se tiene en la villa a San Juan, los visitadores no estiman
adecuado que la romería se haga en “el campo
raso”, un prado donde no hay nada, con una imagen
pequeña y en una posición tan inadecuada que
consideran “ques cosa mas yrrisoria que debota”,
por lo que toman varias medidas para solucionarlo.
Los
visitadores ordenan a Alonso Díaz Madela, maestro
de obras de la villa, que “haga un omilladero donde
vayan con la dicha procesión”, y para financiar
su construcción deciden utilizar cinco mil maravedíes,
que ha donado “una cierta persona” de
ayuda para hacer un humilladero y que el resto se consiga
pidiendo limosna a la buena gente de la villa. Asimismo,
ordenan que se haga una figura de San Juan de bulto, dorado
y que se pueda llevar con unas andas durante la procesión,
y que sea acorde con la devoción que se le tiene.
Por otro lado, mientras se hace la nueva imagen, la procesión
se deberá realizar solamente con una cruz(2).
De la construcción de la nueva imagen de San Juan
se encarga al mayordomo de la parroquia de Santa Catalina,
Hernán López de Santa Elena, de común
acuerdo con el concejo, bajo pena de treinta ducados para
obras pías, si no cumple con lo mandado(3).
La lástima es que la visita de 1554 está muy
incompleta, conservándose apenas una quinta parte
de ella, faltando las hojas de La Solana, en las que es posible
que se describiera; aunque debido a ser una obra pequeña
con menos categoría que la iglesia y las ermitas de
la villa, es fácil que no fuera tenida en cuenta por
los visitadores. Por ello parece que no es posible llegar
a saber como se hizo el primitivo humilladero de La Solana,
suponiendo que se limitaría a una construcción
sencilla, con una pequeña capilla donde se instalaría
una imagen y un habitáculo donde los fieles se arrodillarían
o humillarían, acción de la que procede su
nombre, para orar al santo.
Imagen del Humilladero a principios del siglo XX
Sin
embargo, el juicio sobre la construcción de la
torre de la iglesia de Santa Catalina, nos ha permitido descubrir
quien se hizo cargo de su construcción y cuales eran
sus características. El 24 de enero de 1553, cuando
tiene lugar el concurso para construir la torre de la iglesia
mayor de La Solana, y tras presentar diversos maestros propuestas
para su construcción, Alonso Galdón y Lope
de Aranjuez se quedaron con el proyecto, al tener conocimiento
de la necesidad que tenía el Ayuntamiento de construir
un humilladero, comprometiéndose a que“demas
de la dicha torre an de hazer un umylladero de quinze pies
de grueso y con quatro columnas con vasas y capiteles labrados
al Romano y que an de llevar sus antepechos por peanas de
un pie de grueso y tres hiladas y la ultima hilada a de ser
una moldura antigua alrrededor y en medio una cruz con crucifixo
de una parte y de la otra parte una ymagen de Nuestra Señora
y quel dicho pilar de la cruz vaya labrado al Romano con
dos gradas y mas con condiçion que a de adobar el
pilar que en esta villa tiene quel caño no se salga
y adobar todo el dicho pilar y quel dicho umylladero con
las declaraçiones dichas lo ha de hazer donde se le
señalare por los dichos señores y quel concejo
les ha de dar los materiales”, siendo testigos
de ello: Alonso García de Pisa, Juan de Béjar
y Domingo Almazan(4). De
esta forma vemos como los mismos maestros que realizaron
la torre de la iglesia de La Solana, se comprometieron a
realizar el humilladero, arreglar y reparar el pilar que
se encontraba situado en sus proximidades. Todo ello será confirmado
en las cartas de poder que firmaron los oficiales del Ayuntamiento
con los maestros de cantería Alonso Galdón
y Lope de Aranjuez, en las que éstos se comprometían
a “hazer la torre de la yglesia de la dicha villa
de La Solana y un umilladero en la dicha villa y adobar un
pilar de agua segun y de la manera que se contuviere y declarare
en las condiçiones que cerca de ello estan ellas en
la traça”(5). Nos
encontramos, por tanto con un humilladero, situado al lado
de un “pilar de agua” que también es reparado,
de algo más de cuatro metros (15 pies equivalen a
4,20 metros) y en el que ya desde su origen, junto a la imagen
de bulto de San Juan Evangelista y la cruz a la que ya se
ha hecho referencia, se incluye una imagen de Nuestra Señora,
dándole el sentido mariano que será el que
acabe imponiéndose con el tiempo(6).
En
el siglo XVI se construirán numerosos humilladeros,
teniendo en común dos elementos característicos:
estar situados en caminos transitados, para estimular la
devoción de los caminantes y el tener en sus proximidades
una fuente o un pozo, con los que aliviar la sed de los devotos,
sobre todo en los días de procesión y romería.
Este hecho está ampliamente contrastado en el estudio
realizado en la provincia calatrava de Almonacid de Zorita,
en Guadalajara(7). Como
podemos observar el humilladero de La Solana cumple ambas
condiciones, pues se encuentra situado en la entrada del
camino de Toledo en la villa, y además al lado del
humilladero encontramos una fuente y abrevadero, “el
Pilar”, y en sus proximidades hay un pozo, en una calle
que todavía conserva un nombre muy revelador de su
origen: “Pozo Concejo”, como vemos la toponimia
confirma nuestra hipótesis. Con el paso del tiempo
cuando se acabe convirtiendo en ermita, conservará el
nombre de su primitivo origen, siendo denominada ermita del
Humilladero, una prueba más de que se corresponde
con el humilladero de San Juan construido a mediados del
siglo XVI.
Una
pregunta difícil de resolver sería averiguar
cuando se produjo el cambio de patrón en el humilladero,
de San Juan Evangelista a Nuestra Señora la Virgen
de Peñarroya.
El culto a San Juan era muy antiguo en la villa, posiblemente
del siglo XIV o XV, ya que “Nuestro Señor
fuese servido de guardar los frutos de los yelos que en los
veranos suelen hacer grandes daños(8)” teniendo
voto de guardar el día de San Juan Evangelista, diciéndose
misas en la ermita de San Sebastián, siendo además
uno de los tres días en que se ganaban perdones e
indulgencias con la bula de San Sebastián.
La
fiesta tenía lugar el 6 de mayo, ya que aparece
citada como “San Juan Anteportalatinam”, y por
tanto no se celebraba su onomástica, sino el día
de su martirio fallido, cuando San Juan Evangelista fue apresado
en Roma, durante una persecución contra los cristianos,
siendo arrojado a un caldero con agua hirviendo frente a
la Puerta Latina de la ciudad romana, de ahí el nombre
dado a dicha celebración. San Juan resistió el
martirio y no murió, celebrándose este hecho
milagroso.
En
las primeras décadas del siglo XVI se nombraban
tres mayordomos, vecinos de la villa “uno casado
y dos mancebos” que tenían la misión
de preparar la fiesta, y recoger limosnas entre los vecinos
de la villa, para poder pagar un toro, que se corría
el día de fiesta, y luego se daba en caridad a los
pobres de la villa(9).
Esto, unido a la romería que ya hemos citado, nos
muestra la importancia que tenía la fiesta en La Solana
y cómo el culto a San Juan estaba muy arraigado en
el siglo XVI, siendo el día en que se ajustaban los
ganaderos. Durante todo el siglo XVI y gran parte del XVII,
se observa cómo el ayuntamiento nombraba a finales
de abril o principios de mayo a un mayordomo para la fiesta
del voto de “San Juan Ante Porta Latinam”, aunque ésta
fue decayendo en el siglo XVII, mientras que por el contrario
el culto de la Virgen de Peñarroya fue creciendo,
realizándose en 1607 las primeras ordenanzas de su
cofradía y trayendo a la Virgen en rogativa a La Solana
ya a finales del siglo XVI y en la primera mitad del XVII(10),
teniendo en la segunda mitad de este siglo la cofradía
un importante número de bienes y censos(11),
siendo posiblemente a finales del siglo XVII o comienzos
del XVIII, cuando cambiara la advocación del humilladero,
pues ya en 1752 entre los gastos de la Cofradía de
Nuestra Señora de Peñarroya aparecen tres arrobas
y un cuarterón de aceite para las lámparas
de las dos ermitas (la del Humilladero y la del Castillo)(12).
Un
documento del Archivo Diocesano de Toledo, fechado el 14
de marzo de 1715, nos puede centrar algo más el
momento en que se reformó el humilladero y se consagró a
la Virgen de Peñarroya. En dicho documento, Pedro
Landeras y Velasco, en nombre del licenciado Don Francisco
Delgado de Almazán, presenta una queja, porque el
aceite que se recoge en los molinos de la villa, donde hay
puestas unas tinajillas en las que los cosecheros echan a
voluntad aceite de limosna para la Virgen de Peñarroya,
no es entregado en su totalidad a la Virgen, lo que se tiene
por “costumbre inmemorial tolerada y justamente
observada”.
Ermita del Humilladero antes de la ultima actuación
en el año 2000
Según
parece los mayorales de los molinos, como consecuencia
de las peticiones de otras ermitas o santuarios, han tomado
la decisión de “distribuir el aceite que
se recoge entre diversos santuarios”, cuando le
corresponde en su totalidad al caudal de la Virgen, al que
provocan un grave perjuicio, ya que es necesario para los
gastos de su ermita; además estas limosnas fueron
consideradas como uno de los efectos que el Consejo de Gobernación
del Arzobispado de Toledo tomó en consideración “para
conceder la licencia de bendición de dicha hermita
y que en ella se pudiese celebrar el santo sacrificio de
la misa, no siendo justo que los dichos mayorales tengan
el manejo de la distribución”(13).
Esta queja nos demuestra que la ermita del Humilladero fue
consagrada a la Virgen de Peñarroya en fecha anterior
a 1715, posiblemente varios años antes, por las indicaciones
que se dan. Y no se pueden referir a la ermita situada en
el Castillo, pues en ese año sólo había
una pequeña habitación, muy limitada y reducida,
de apenas cuatro varas en cuadro, situada en el patio de
armas del castillo, no siendo hasta la década de los
veinte de dicho siglo XVIII, cuando se construyó o
reformó la actual ermita, como nos muestran las inscripciones
existentes en ella, que nos indican que la tribuna y la capilla
mayor no se harían hasta el año 1725(14),
y en las declaraciones hechas por tres testigos en 1744,
cuando uno de ellos indica que es miembro de la cofradía
desde 1717, y que la cofradía de La Solana hizo la
nueva ermita a su costa, al haberse quedado pequeña
la existente con anterioridad(15).
Por tanto la nueva ermita del castillo, se construyó o
reformó entre los años 1717 y 1725, por lo
que no puede ser a ella a la que hacen alusión en
la queja sobre el aceite, refiriéndose por tanto con
total seguridad, a la ermita del Humilladero de La Solana.
La
ermita del Humilladero es descrita en el Catastro de Ensenada
del año 1752, de la siguiente manera: “Una
hermita extramuros desta villa, la qual llaman el Umilladero
a la salida del camino de Toledo con un cuarto que sirve
para sacristía y unas casas de morada para el santero
de dicha hermita con un quartico, cocina y su poco descubierto,
lindando al saliente con Don Francisco de Castro, al mediodia
con el rasillo del pilar viexo, al poniente con el camino
de Toledo y al norte con dicho Don Francisco, las cuales
no se arriendan por estar destinada para dicho santero”(16).
En
el año 1757 se hace una nueva descripción,
apareciendo como “Hermita y Humilladero que esta
cofradía (la de la Virgen de Peñarroya) tiene
extramuros de esta villa donde está colocada en pintura
la dicha soberana Reyna con su sacristía y campana… costeado
a espensas de esta Cofradía y sus devotos(17)”,
apareciendo citada en 1788, como ermita de Nuestra Señora
de la Encarnación (vulgo Peñarroya)(18).
NOTAS
1.ROMERO
VELASCO, Antonio: Historia de la Solana. Imprenta Posadas.
La Solana, 1940, p.p. 102 y 103, citando la obra inédita
“Investigaciones sobre la historia de La Solana” de Tomás
Ramón Cencillo.
2.ARCHIVO
HISTÓRICO NACIONAL (AHN). Sección Ordenes Militares. Santiago.
Libro 1085 C. Visita de 1549-1550, pág. 1126.
3.AHN.
Ibídem, pág. 1127.
4.AHN. Archivo
Judicial de Toledo. Santiago. Legajo 21.193. Pleito por la
torre de la iglesia de La Solana. Tercera postura de Alonso
Galdón.
5.AHN. Archivo Judicial de Toledo.
Santiago. Legajo 21.193. Pleito por la torre de la iglesia
de La Solana. Carta de poder entre el Ayuntamiento de La Solana
y los maestros Alonso Galdón y Lope de Aranjuez
6.La
ubicación que le da Pilar Flores Guerrero al dicho humilladero
en lo alto de la torre de la iglesia, como indica en el libro La
Solana ayer y hoy, Colectivo de Estudios Solaneros.
La Solana, 1988, pág. 245, no tiene sentido y tanto
en la postura como en las cartas de poder se indica claramente
que el humilladero se ha de hacer de forma independiente a
la torre, “donde señalare el concejo”, y
aparece ligado al pilar de agua, que se encontraría
en las proximidades de su lugar de construcción. ROMERO DE
AVILA GONZÁLEZ-ALBO, Jesús: “Juan de Orihuela (1ª parte)” en
Gaceta de La Solana nº 174. Ayuntamiento de La
Solana. La Solana, 2002, pág. 62
7.FERNÁNDEZ
IZQUIERDO, Francisco; YUSTE MARTÍNEZ, Ángeles;
SANZ CAMAÑES, Porfirio: La provincia de Almonacid
de Zorita en el siglo XVI. Consejo Superior de Investigaciones
Científicas. Madrid, 2001, p.p. 381 y 382..
8.VIÑAS MEY, Carmelo y PAZ, Ramón: Relaciones
Histórico Geográficas de los pueblos de España
hechas por Felipe II. Ciudad Real. Consejo Superior
de Investigaciones Científicas. Madrid, 1971, pág.
483..
9.ROMERO
DE AVILA GONZÁLEZ-ALBO, Jesús: “Juan de
Orihuela (1ª parte)” en Gaceta de La Solana
nº 174. Ayuntamiento de La Solana. La Solana, 2002,
pág. 62.
10.ROMERO VELASCO, Antonio: Relación histórica sobre aparición,
culto, veneración y traslado de la Santísima Virgen de Peñarroya.
Cofradía de la Virgen de Peñarroya. La Solana, 1975, p.p. 11 y
13.
11.ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CIUDAD REAL
(AHPCR). Clero Geográfico. Cofradía Nuestra Señora de la
Encarnación de Peñarroya (En el Castillo). Imposición y
reconocimiento de Censos 1664-1814.
12.AHPCR. Catastro
del Marqués
de Ensenada. Caja 724, Libro Personal y Real. Eclesiástico, pág.
81 vuelta.
13.ARCHIVO DIOCESANO DE TOLEDO
(ADT). Sección
Cofradías. Ciudad Real. Legajo 2, expediente nº 1. Quejas de lsCofradia
de la Virgen de Peñarroya
contra los mayorales de los molinos de la villa.
14. DOTOR MUNICIO, Ángel: “El
Castillo de Peñarroya en la provincia de Ciudad Real: bastión de
la Orden de San Juan de Jerusalén” en Cuadernos de Estudios
Manchegos, 2ª época, nº 1. Instituto de Estudios Manchegos.
Ciudad Real, 1970, pág. 33.
15.ROMERO
VELASCO, Antonio: Relación histórica sobre aparición,
culto, veneración y traslado de la Santísima Virgen de Peñarroya, pp.
14,15 y 16 -----------------------
16.AHPCR.
Catastro del Marqués de Ensenada. Caja 577. Autos generales, testimonios, índices,
extractos y resúmenes. Interrogatorio nº 12, eclesiástico.
Cofradía de Nuestra Señora de Peñarroya.
17.ROMERO
VELASCO, Antonio: Historia de la Solana,
pág. 107-------------- -
18.GRUPO
AL-BALATITHA: Los pueblos de la provincia
de Ciudad Real a través de las descripciones del
Cardenal Lorenzana. Caja de Ahorros de Toledo. Toledo,
1985, pág. 257