Historia

CAPITULO XXIV

EL ORIGEN DE LA ERMITA DEL HUMILLADERO

El origen de la ermita del humilladero de La Solana, parece perdido en la noche de los tiempos. El anterior cronista Antonio Romero, ya indicó en su obra sobre la historia de La Solana, que se desconoce su origen y tiene por muy seguro que se construyó al mediar el siglo XVIII (1), y que siempre se ha considerado ligada al culto de la Virgen de Peñarroya. Sin embargo esto no fue así, y en este capítulo vamos a intentar aportar algo de luz sobre el origen del humilladero y su fecha de construcción, mucho anterior de lo que se cree.

El viernes 7 de febrero de 1550, los visitadores de la Orden de Santiago Sánchez de Carvajal, gobernador del Campo de Montiel, y Juan Muñoz, cura de Cehegín, que habían llegado nueve días antes a La Solana, tienen conocimiento de que el día de San Juan, el concejode la villa patrocina una procesión con la imagen de San Juan Evangelista a un prado ubicado en las afueras de la villa, próximo a una fuente, donde ponían la pequeña imagen del santo sobre un palo, realizando además una comida en dicho prado. Ante la devoción que se tiene en la villa a San Juan, los visitadores no estiman adecuado que la romería se haga en “el campo raso”, un prado donde no hay nada, con una imagen pequeña y en una posición tan inadecuada que consideran “ques cosa mas yrrisoria que debota”, por lo que toman varias medidas para solucionarlo.

Los visitadores ordenan a Alonso Díaz Madela, maestro de obras de la villa, que “haga un omilladero donde vayan con la dicha procesión”, y para financiar su construcción deciden utilizar cinco mil maravedíes, que ha donado “una cierta persona” de ayuda para hacer un humilladero y que el resto se consiga pidiendo limosna a la buena gente de la villa. Asimismo, ordenan que se haga una figura de San Juan de bulto, dorado y que se pueda llevar con unas andas durante la procesión, y que sea acorde con la devoción que se le tiene. Por otro lado, mientras se hace la nueva imagen, la procesión se deberá realizar solamente con una cruz(2). De la construcción de la nueva imagen de San Juan se encarga al mayordomo de la parroquia de Santa Catalina, Hernán López de Santa Elena, de común acuerdo con el concejo, bajo pena de treinta ducados para obras pías, si no cumple con lo mandado(3). La lástima es que la visita de 1554 está muy incompleta, conservándose apenas una quinta parte de ella, faltando las hojas de La Solana, en las que es posible que se describiera; aunque debido a ser una obra pequeña con menos categoría que la iglesia y las ermitas de la villa, es fácil que no fuera tenida en cuenta por los visitadores. Por ello parece que no es posible llegar a saber como se hizo el primitivo humilladero de La Solana, suponiendo que se limitaría a una construcción sencilla, con una pequeña capilla donde se instalaría una imagen y un habitáculo donde los fieles se arrodillarían o humillarían, acción de la que procede su nombre, para orar al santo.

Imagen del Humilladero a principios del siglo XX

Sin embargo, el juicio sobre la construcción de la torre de la iglesia de Santa Catalina, nos ha permitido descubrir quien se hizo cargo de su construcción y cuales eran sus características. El 24 de enero de 1553, cuando tiene lugar el concurso para construir la torre de la iglesia mayor de La Solana, y tras presentar diversos maestros propuestas para su construcción, Alonso Galdón y Lope de Aranjuez se quedaron con el proyecto, al tener conocimiento de la necesidad que tenía el Ayuntamiento de construir un humilladero, comprometiéndose a que“demas de la dicha torre an de hazer un umylladero de quinze pies de grueso y con quatro columnas con vasas y capiteles labrados al Romano y que an de llevar sus antepechos por peanas de un pie de grueso y tres hiladas y la ultima hilada a de ser una moldura antigua alrrededor y en medio una cruz con crucifixo de una parte y de la otra parte una ymagen de Nuestra Señora y quel dicho pilar de la cruz vaya labrado al Romano con dos gradas y mas con condiçion que a de adobar el pilar que en esta villa tiene quel caño no se salga y adobar todo el dicho pilar y quel dicho umylladero con las declaraçiones dichas lo ha de hazer donde se le señalare por los dichos señores y quel concejo les ha de dar los materiales”, siendo testigos de ello: Alonso García de Pisa, Juan de Béjar y Domingo Almazan(4). De esta forma vemos como los mismos maestros que realizaron la torre de la iglesia de La Solana, se comprometieron a realizar el humilladero, arreglar y reparar el pilar que se encontraba situado en sus proximidades. Todo ello será confirmado en las cartas de poder que firmaron los oficiales del Ayuntamiento con los maestros de cantería Alonso Galdón y Lope de Aranjuez, en las que éstos se comprometían a “hazer la torre de la yglesia de la dicha villa de La Solana y un umilladero en la dicha villa y adobar un pilar de agua segun y de la manera que se contuviere y declarare en las condiçiones que cerca de ello estan ellas en la traça”(5). Nos encontramos, por tanto con un humilladero, situado al lado de un “pilar de agua” que también es reparado, de algo más de cuatro metros (15 pies equivalen a 4,20 metros) y en el que ya desde su origen, junto a la imagen de bulto de San Juan Evangelista y la cruz a la que ya se ha hecho referencia, se incluye una imagen de Nuestra Señora, dándole el sentido mariano que será el que acabe imponiéndose con el tiempo(6).

En el siglo XVI se construirán numerosos humilladeros, teniendo en común dos elementos característicos: estar situados en caminos transitados, para estimular la devoción de los caminantes y el tener en sus proximidades una fuente o un pozo, con los que aliviar la sed de los devotos, sobre todo en los días de procesión y romería. Este hecho está ampliamente contrastado en el estudio realizado en la provincia calatrava de Almonacid de Zorita, en Guadalajara(7). Como podemos observar el humilladero de La Solana cumple ambas condiciones, pues se encuentra situado en la entrada del camino de Toledo en la villa, y además al lado del humilladero encontramos una fuente y abrevadero, “el Pilar”, y en sus proximidades hay un pozo, en una calle que todavía conserva un nombre muy revelador de su origen: “Pozo Concejo”, como vemos la toponimia confirma nuestra hipótesis. Con el paso del tiempo cuando se acabe convirtiendo en ermita, conservará el nombre de su primitivo origen, siendo denominada ermita del Humilladero, una prueba más de que se corresponde con el humilladero de San Juan construido a mediados del siglo XVI.

Una pregunta difícil de resolver sería averiguar cuando se produjo el cambio de patrón en el humilladero, de San Juan Evangelista a Nuestra Señora la Virgen de Peñarroya.

El culto a San Juan era muy antiguo en la villa, posiblemente del siglo XIV o XV, ya que “Nuestro Señor fuese servido de guardar los frutos de los yelos que en los veranos suelen hacer grandes daños(8) teniendo voto de guardar el día de San Juan Evangelista, diciéndose misas en la ermita de San Sebastián, siendo además uno de los tres días en que se ganaban perdones e indulgencias con la bula de San Sebastián.

La fiesta tenía lugar el 6 de mayo, ya que aparece citada como “San Juan Anteportalatinam”, y por tanto no se celebraba su onomástica, sino el día de su martirio fallido, cuando San Juan Evangelista fue apresado en Roma, durante una persecución contra los cristianos, siendo arrojado a un caldero con agua hirviendo frente a la Puerta Latina de la ciudad romana, de ahí el nombre dado a dicha celebración. San Juan resistió el martirio y no murió, celebrándose este hecho milagroso.

En las primeras décadas del siglo XVI se nombraban tres mayordomos, vecinos de la villa “uno casado y dos mancebos” que tenían la misión de preparar la fiesta, y recoger limosnas entre los vecinos de la villa, para poder pagar un toro, que se corría el día de fiesta, y luego se daba en caridad a los pobres de la villa(9). Esto, unido a la romería que ya hemos citado, nos muestra la importancia que tenía la fiesta en La Solana y cómo el culto a San Juan estaba muy arraigado en el siglo XVI, siendo el día en que se ajustaban los ganaderos. Durante todo el siglo XVI y gran parte del XVII, se observa cómo el ayuntamiento nombraba a finales de abril o principios de mayo a un mayordomo para la fiesta del voto de “San Juan Ante Porta Latinam”, aunque ésta fue decayendo en el siglo XVII, mientras que por el contrario el culto de la Virgen de Peñarroya fue creciendo, realizándose en 1607 las primeras ordenanzas de su cofradía y trayendo a la Virgen en rogativa a La Solana ya a finales del siglo XVI y en la primera mitad del XVII(10), teniendo en la segunda mitad de este siglo la cofradía un importante número de bienes y censos(11), siendo posiblemente a finales del siglo XVII o comienzos del XVIII, cuando cambiara la advocación del humilladero, pues ya en 1752 entre los gastos de la Cofradía de Nuestra Señora de Peñarroya aparecen tres arrobas y un cuarterón de aceite para las lámparas de las dos ermitas (la del Humilladero y la del Castillo)(12).

Un documento del Archivo Diocesano de Toledo, fechado el 14 de marzo de 1715, nos puede centrar algo más el momento en que se reformó el humilladero y se consagró a la Virgen de Peñarroya. En dicho documento, Pedro Landeras y Velasco, en nombre del licenciado Don Francisco Delgado de Almazán, presenta una queja, porque el aceite que se recoge en los molinos de la villa, donde hay puestas unas tinajillas en las que los cosecheros echan a voluntad aceite de limosna para la Virgen de Peñarroya, no es entregado en su totalidad a la Virgen, lo que se tiene por “costumbre inmemorial tolerada y justamente observada”.

Ermita del Humilladero antes de la ultima actuación en el año 2000

Según parece los mayorales de los molinos, como consecuencia de las peticiones de otras ermitas o santuarios, han tomado la decisión de “distribuir el aceite que se recoge entre diversos santuarios”, cuando le corresponde en su totalidad al caudal de la Virgen, al que provocan un grave perjuicio, ya que es necesario para los gastos de su ermita; además estas limosnas fueron consideradas como uno de los efectos que el Consejo de Gobernación del Arzobispado de Toledo tomó en consideración “para conceder la licencia de bendición de dicha hermita y que en ella se pudiese celebrar el santo sacrificio de la misa, no siendo justo que los dichos mayorales tengan el manejo de la distribución”(13). Esta queja nos demuestra que la ermita del Humilladero fue consagrada a la Virgen de Peñarroya en fecha anterior a 1715, posiblemente varios años antes, por las indicaciones que se dan. Y no se pueden referir a la ermita situada en el Castillo, pues en ese año sólo había una pequeña habitación, muy limitada y reducida, de apenas cuatro varas en cuadro, situada en el patio de armas del castillo, no siendo hasta la década de los veinte de dicho siglo XVIII, cuando se construyó o reformó la actual ermita, como nos muestran las inscripciones existentes en ella, que nos indican que la tribuna y la capilla mayor no se harían hasta el año 1725(14), y en las declaraciones hechas por tres testigos en 1744, cuando uno de ellos indica que es miembro de la cofradía desde 1717, y que la cofradía de La Solana hizo la nueva ermita a su costa, al haberse quedado pequeña la existente con anterioridad(15). Por tanto la nueva ermita del castillo, se construyó o reformó entre los años 1717 y 1725, por lo que no puede ser a ella a la que hacen alusión en la queja sobre el aceite, refiriéndose por tanto con total seguridad, a la ermita del Humilladero de La Solana.

La ermita del Humilladero es descrita en el Catastro de Ensenada del año 1752, de la siguiente manera: “Una hermita extramuros desta villa, la qual llaman el Umilladero a la salida del camino de Toledo con un cuarto que sirve para sacristía y unas casas de morada para el santero de dicha hermita con un quartico, cocina y su poco descubierto, lindando al saliente con Don Francisco de Castro, al mediodia con el rasillo del pilar viexo, al poniente con el camino de Toledo y al norte con dicho Don Francisco, las cuales no se arriendan por estar destinada para dicho santero”(16).

En el año 1757 se hace una nueva descripción, apareciendo como “Hermita y Humilladero que esta cofradía (la de la Virgen de Peñarroya) tiene extramuros de esta villa donde está colocada en pintura la dicha soberana Reyna con su sacristía y campana… costeado a espensas de esta Cofradía y sus devotos(17), apareciendo citada en 1788, como ermita de Nuestra Señora de la Encarnación (vulgo Peñarroya)(18).

 

NOTAS

1.ROMERO VELASCO, Antonio: Historia de la Solana. Imprenta Posadas. La Solana, 1940, p.p. 102 y 103, citando la obra inédita “Investigaciones sobre la historia de La Solana” de Tomás Ramón Cencillo.

2.ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (AHN). Sección Ordenes Militares. Santiago. Libro 1085 C. Visita de 1549-1550, pág. 1126.

3.AHN. Ibídem, pág. 1127.

4.AHN. Archivo Judicial de Toledo. Santiago. Legajo 21.193. Pleito por la torre de la iglesia de La Solana. Tercera postura de Alonso Galdón.

5.AHN. Archivo Judicial de Toledo. Santiago. Legajo 21.193. Pleito por la torre de la iglesia de La Solana. Carta de poder entre el Ayuntamiento de La Solana y los maestros Alonso Galdón y Lope de Aranjuez

6.La ubicación que le da Pilar Flores Guerrero al dicho humilladero en lo alto de la torre de la iglesia, como indica en el libro La Solana ayer y hoy, Colectivo de Estudios Solaneros. La Solana, 1988, pág. 245, no tiene sentido y tanto en la postura como en las cartas de poder se indica claramente que el humilladero se ha de hacer de forma independiente a la torre, “donde señalare el concejo”, y aparece ligado al pilar de agua, que se encontraría en las proximidades de su lugar de construcción. ROMERO DE AVILA GONZÁLEZ-ALBO, Jesús: “Juan de Orihuela (1ª parte)” en Gaceta de La Solana nº 174. Ayuntamiento de La Solana. La Solana, 2002, pág. 62

7.FERNÁNDEZ IZQUIERDO, Francisco; YUSTE MARTÍNEZ, Ángeles; SANZ CAMAÑES, Porfirio: La provincia de Almonacid de Zorita en el siglo XVI. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 2001, p.p. 381 y 382..

8.VIÑAS MEY, Carmelo y PAZ, Ramón: Relaciones Histórico Geográficas de los pueblos de España hechas por Felipe II. Ciudad Real. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1971, pág. 483..

9.ROMERO DE AVILA GONZÁLEZ-ALBO, Jesús: “Juan de Orihuela (1ª parte)” en Gaceta de La Solana nº 174. Ayuntamiento de La Solana. La Solana, 2002, pág. 62.

10.ROMERO VELASCO, Antonio: Relación histórica sobre aparición, culto, veneración y traslado de la Santísima Virgen de Peñarroya. Cofradía de la Virgen de Peñarroya. La Solana, 1975, p.p. 11 y 13.

11.ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CIUDAD REAL (AHPCR). Clero Geográfico. Cofradía Nuestra Señora de la Encarnación de Peñarroya (En el Castillo). Imposición y reconocimiento de Censos 1664-1814.

12.AHPCR. Catastro del Marqués de Ensenada. Caja 724, Libro Personal y Real. Eclesiástico, pág. 81 vuelta.

13.ARCHIVO DIOCESANO DE TOLEDO (ADT). Sección Cofradías. Ciudad Real. Legajo 2, expediente nº 1. Quejas de lsCofradia de la Virgen de Peñarroya contra los mayorales de los molinos de la villa.

14. DOTOR MUNICIO, Ángel: “El Castillo de Peñarroya en la provincia de Ciudad Real: bastión de la Orden de San Juan de Jerusalén” en Cuadernos de Estudios Manchegos, 2ª época, nº 1. Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1970, pág. 33.

15.ROMERO VELASCO, Antonio: Relación histórica sobre aparición, culto, veneración y traslado de la Santísima Virgen de Peñarroya, pp. 14,15 y 16 -----------------------

16.AHPCR. Catastro del Marqués de Ensenada. Caja 577. Autos generales, testimonios, índices, extractos y resúmenes. Interrogatorio nº 12, eclesiástico. Cofradía de Nuestra Señora de Peñarroya.

17.ROMERO VELASCO, Antonio: Historia de la Solana, pág. 107-------------- -

18.GRUPO AL-BALATITHA: Los pueblos de la provincia de Ciudad Real a través de las descripciones del Cardenal Lorenzana. Caja de Ahorros de Toledo. Toledo, 1985, pág. 257