CAPITULO IV
POSESIONES
Y ORNAMENTOS DE LA IGLESIA EN EL SIGLO XV .
La iglesia de Santa Catalina en La Solana
ya poseía en 1480 una cantidad notable de tierras,
que habría ido adquiriendo por donación de los
fieles o bien comprándolas con los ingresos que obtenía,
y cuyo rendimiento pasaba a formar parte directamente de las
cuentas de la iglesia. La parroquia tenía en ese momento
cinco pedazos de tierra, dos senaras 1
y un parral2.
Sin embargo la iglesia no tenía un beneficio que diera
las ganancias necesarias para la manutención y gastos
de un sacerdote de la Orden de Santiago, condición
indispensable para que el puesto fuese atractivo, sino que
entre 1478 y 1480, el cura era Blasco Ferrandes de la orden
de San Pedro, o lo que es lo mismo un cura secular, con menor
formación que los de la Orden de Santiago, aunque poseía
carta de dicha Orden y del arzobispado de Toledo. Por ello
los visitadores insistirán en que los curas de las
iglesias de la Orden posean el hábito e incluso el
maestre Alonso de Cárdenas en 1480 imponía la
necesidad de pertenecer a la Orden para poder recibir los
ingresos del pie de altar .
Por todo ello en 1494 ya nos encontramos con que se ha creado
un beneficio, al que se ha ligado los ingresos del pie de
altar 3 y las tierras
propiedad de la iglesia, siendo ocupado por el freyle de la
Orden de Santiago Juan Martín de Sevilla, que es descrito
como "un buen religioso e onbre onesto e tiene bien las
cosas de la Orden" con presentación del maestre
Alonso de Cárdenas y colación del diocesano.
En 1494 el beneficio tiene los cuatro quintos del pie de altar
que renta junto con las primicias 4
unos seis mil maravedíes al año 5,
mientras que en 1498 se han perdido parte de los derechos
del pie de altar, conservando la iglesia solamente la mitad
de él, estando el otro medio en poder del comendador
6, rentando
en 1498 y 1499 unos dos mil ochocientos maravedíes.
El beneficio tenía además las heredades o tierras
que poseía la iglesia, que en estos catorce años
habían sufrido un notable incremento, pasando de los
ocho pedazos de tierra de 1480 hasta los 22 de 1494 incluida
una veguilla, divididos en 16 pedazos de tierra, tres hazas
y tres quiñones, que tenían una extensión
en su totalidad de 48 fanegas y media y dos celemines, estando
situados 4 de ellos en el Cerrillo del Pajar, 3 en el Pozo
del barro, 2 en el camino de Valdepeñas, 2 en el camino
de San Antón, 2 en el camino Collado, 2 en el Costanazo,
dos en las Herreras, 1 en el Cerro Blanquillo, 1 en el camino
de Alhambra. 1 en la senda del Villar de Lope Mexia, otro
en las viñas de Alonso Gomes Texedor y finalmente el
último se encontraba en la Serna. La extensión
de todas las tierras era más bien modesta, no llegando
7 de ellas a las dos fanegas, otras 12 se situaban entre las
2 y 3 fanegas, 2 tenían 3 fanegas y media y una la
de mayor tamaño llegaba hasta las ocho fanegas. El
origen de estas tierras nos aparece explicado en la primera
de ellas, en la que se dice "un haza de dos fanegas
en las herreras que dexo al dicho beneficio Lope Díaz
por que le digan una misa",7
por lo que se puede deducir que dichas tierras habían
sido donadas en su mayoría por vecinos de la villa
para que se dijeran misas para la eterna salvación
de sus almas, siendo otro elemento que refuerza dicha hipótesis
el tamaño uniforme de las tierras, situándose
el tamaño medio en dos fanegas, lo que irá dando
lugar a una fragmentación y parcelación de los
bienes agrarios de la iglesia de Santa Catalina, muy numerosos
aunque dispersos, pero que sentarán la base de su poder
económico, cimentado en la posesión de tierras,
que se irán incrementando paulatinamente con el tiempo
hasta llegar a ser uno de los mayores propietarios de la localidad.
En mayo de 1494 estas tierras no se estaban sembrando, posiblemente
porque se habían dejado en barbecho, mientras que en
1498 estaban arrendadas y como precio de arrendamiento se
entregaban a la iglesia diez fanegas de pan, que eran vendidas
por ésta.
La iglesia tenía varios objetos de plata para el culto
entre los que encontramos: una custodia de plata blanca con
una cruzeta, que pesaba cuatro marcos 8,
una cruz grande con un crucifijo en medio que podía
pesar unos diez marcos, tres cálices de plata, uno
con su patena y el vaso dorado y los otros dos de plata blanca
con su patena, pesando cada uno de ellos dos marcos, uno de
los cuales "dio Pedro Díaz de la Mesta y su
muger a la yglesia" y un incensario de plata que
pesaba tres marcos y finalmente dos pares de ampollas de plata
que pesan un marco y están quebradas 9.
En los bienes de la iglesia podemos observar como un cáliz
fue donado por un matrimonio, lo que nos puede indicar la
procedencia de parte de dichos bienes, aunque en los mandamientos
a los mayordomos se incluye el comprar unas vinateras de estaño
o unas ampollas para sustituir a las que estaban quebradas,
con el dinero de los ingresos de la iglesia.
Otros ornamentos y aderezos con los que contaba la iglesia
en estos momentos eran: "un vestimento de terciopelo
azul con todo su aparejo complido e su cenefa, otro vestimento
de terciopelo negro con su cenefa e con todo su aparejo complido,
otro vestimento de raso colorado con todo su aparejo complido
e su cenefa e unas flores por el campo, otro vestimento de
damasco morado con su cenefa e con todo su aparejo complido
e otro vestimento de lienzo cárdeno con todo su aparejo,
una casulla blanca e otra negra sin aparejos e una capa de
damasco carmesy buena con su cenefa e otra capa de damasco
blanco con su cenefa con unas ruedas de Santa Catalina bordadas
e otra capa de damasco blanco vieja e una manga de la crus
de terciopelo carmesy bordada e una estola de terciopelo carmesy
e dos alvas con sus amitos buenos" 10.
La iglesia tenía por tanto una gran variedad de vestidos
y casullas para el tiempo litúrgico, casi todas ellas
con su aparejo completo, que se componía de cenefa,
estola, manípulo ,11
cordón, alba 12
y amito 13. Los diversos
colores de los ropajes tenían su propio significado,
al igual que ocurre en la actualidad, las de color blanco
eran utilizadas en las fiestas de la Virgen, de los Santos,
Navidad y Pascua; las negras, como su propio color indica
servían para las misas de difuntos, mientras que las
rojas se destinaban para las fiestas de mártires y
apóstoles; las moradas para los tiempos de espera:
adviento y cuaresma, mientras que para el tiempo ordinario
en la actualidad se utiliza el verde, pero al no encontrar
ninguna de este color es posible que en esos momentos se utilizara
el azul, que es citada en primer lugar, siendo también
de destacar una capa de color blanco que tenía bordadas
las ruedas de Santa Catalina, símbolo de su martirio
y que sería utilizada en las fiestas de la patrona
de la iglesia. Por tanto la dotación de la iglesia
de Santa Catalina era muy completa, con vestidos y casullas
ricas de damasco o terciopelo, lo que muestra la riqueza económica
que disfrutaba en este momento. Las casullas, al contrario
que las tierras o los objetos de plata, no solían ser
producto de donaciones, aunque algunas veces se producían,
sobre todo en iglesias parroquiales de cierta importancia,
y de la mano de poderosos donantes 14,
aunque entre los vestidos litúrgicos de Santa Catalina,
no aparece ninguno como objeto de donación.
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--------------------------------Casulla
del sacerdote en el Siglo XV
Otros elementos que completaban el ajuar
de la iglesia, eran utilizados para adornar y engalanar el
altar y el templo, y entre estos podemos encontrar: "un
veluntempli 15 de lienço
listado con orillas coloradas, tres cortinas listadas blancas
con orillas coloradas, diez pares de tovallas de lienço,
un paño de lienço delgado blanco para baxo de
los corporales, tres tovallas labradas, doce camisas grandes
para las ymagenes, un frontal de guardamesa sobre pellizas
viejas, siete sobrepellizas, una cortina colorada e otra blanca,
un alfombra buena, una cortina de seda, otra cortina de lienço
con orillas coloradas, diecisiete pares de manteles e una
sabana de lino nueva", habiéndose vendido
diez pares de manteles y otros diez que se habían dado
16.
Respecto a los libros que poseía la iglesia para la
celebración de los actos litúrgicos encontramos:
un misal de molde y un breviario también de molde,
un libro viejo de pergamino con epístolas y responsos,
un oficio bueno de pergamino, dos libros dominicales de lectura,
un cantoral, un salterio viejo y un libro de "estorias
viejas" 17. De
todos los libros el más importante es el misal, que
tras la reforma gregoriana contenía todo lo necesario
para las misas, fundiendo en un sólo libro los tres
del gelasiano, estando distribuido en tres partes: el propio
del tiempo, el propio de los santos y el de los oficios comunes,
que incluía las misas dominicales, junto a las votivas
y de difuntos 18.
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-------------------------------Capa
Pluvial del sacerdote en el Siglo XV
Notas
1.
La senara es una porción de tierra sembrada.
2.MOLINA CHAMIZO, Pilar: Iglesias
parroquiales del Campo de Montiel (1243-1515). Biblioteca
de Autores Manchegos. Ciudad Real, 1994, pág. 59.
3.El pie de altar son los honorarios
que se daban a los curas por las funciones que ejercían.
4.Las primicias son la prestación
de frutos y ganados que se daban a la Iglesia además
del diezmo, y solían ser los primeros frutos que
daba la cosecha.
5.AHN. Sección Ordenes
Militares. Santiago. Libro 1067C. Visita de 1494, pág.
645.
6.AHN. Sección Ordenes
Militares. Santiago. Libro 1068C. Visita de 1498, pág.
399.
7.AHN. Sección Ordenes
Militares. Santiago. Libro 1067C. Visita de 1494, pág.
646.
8.El marco era una unidad de
peso que se correspondía con media libra, unos 230
gramos, y que se utilizaba sobre todo en los metales preciosos,
como el oro y la plata.
9.AHN. Sección Ordenes
Militares. Santiago. Libro 1068C. Visita de 1498, pág.
396.
10. Ibídem, p.p. 396
y 397.
11.El manípulo es un
ornamento litúrgico que se sujetaba en el antebrazo
izquierdo del sacerdote.
12.El alba era una vestidura
de lienzo blanco que los sacerdotes se ponían sobre
el habito y el amito para celebrar los oficios.
13.El amito es un lienzo fino,
cuadrado y con una cruz en medio que los sacerdotes se ponían
sobre la espalda y los hombros para celebrar los oficios
religiosos.
14. TORRES JIMÉNEZ,
María Raquel: Religiosidad Popular en el Campo de
Calatrava. Cofradías y hospitales al final de la
Edad Media. Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real,
1989, pág. 94.
15. El veluntempli o velo
del templo es un paño blanco que el sacerdote se
ponía sobre los hombros para coger el cáliz
o la custodia.
16.AHN. Sección Ordenes
Militares. Santiago. Libro 1068C. Visita de 1498, pág.
397.
17.AHN. Sección Ordenes
Militares. Santiago. Libro 1070C. Visita de 1499, pág.
272.
18.TORRES JIMÉNEZ, María
Raquel: Op. cit., pág. 98.
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