En
1524 las obras de la ermita estaban muy avanzadas y
ya aparecía la capilla cubierta, pero todavía
distaba mucho de estar totalmente terminada, y en un
mandato del ayuntamiento de La Solana en julio de 1530
se indica que la "ermita de Santo Antón
y no hara rematarlo por no tener los maravedíes",
recomendando que todos los maravedíes que consigan
recaudar los gasten en acabar las obras, porque los
que se dediquen a ello "estaran muy bien gastados"1.
Ermita
de San Anton (La Solana)
La visita realizada a La Solana en noviembre de 1535
por los visitadores de la Orden de Santiago Diego Ruiz
de Solís, comendador de Villanueva de la Fuente
y Juan Muñoz, vicario de Beas, nos va a hacer
una detallada descripción de la ermita:
"visitose la hermita de San Antón la
qual esta a un quarto de legua de la dicha villa en
un cerro, tiene las paredes de piedra e varro, es de
un cuerpo esta de tres partes las dos cubiertas de madera
de pino labrado y lo cubierto tiene las paredes rrevocadas
de cal, tiene atajada una parte con una rreja de madera,
en donde esta el altar, esta qual altar la ymagen de
santo Antón de bulto e de pincel en el mismo
altar"2 .
En esta descripción se ve como todavía
falta por construir parte de la ermita, estando cubierta
y rematada solamente dos terceras partes de ella, aunque
ya reúne las condiciones necesarias para el culto,
y la han dotado de una imagen de San Antón de
bulto redondo y otra que está pintada, ya que
nos indica que es de pincel. El altar también
está adornado por un frontal de lienzo y una
sobremesa de flores, teniendo además dos pares
de manteles y un paño labrado. Por otro lado
a pesar de que la ermita tiene apenas veinte años
ya ha conseguido un importante patrimonio en tierras,
que se plasma en cuatro hazas y dos quiñones,
que describimos a continuación:
---"un haça
camino de membrilla al mojón de dos fanegas de
cevada.
---otra haça de
cinco fanegas cerca de la hermita linde de Mingo Hernández
---otro quiñon al
palomar de morisnan linde de Pero López.
---otra haça alero
de concejo linde de Alonso Gonçalez, mayordomo.
---otra haça camino
del ciervo lynde Juan Romano.
---otro quiñon de
dos celemines al higueral linde de la de Antón
Martín".
El mayordomo de la ermita era en ese momento Alonso
Gonçalez de la Torre, que lo era desde el 19
de enero de 1530, año en que recibió trescientos
noventa y nueve maravedíes del anterior mayordomo.
Una vez tomadas las cuentas, el total de ingresos desde
enero de 1530 hasta este momento asciende a tres mil
doscientos cincuenta y un maravedíes, dos fanegas
de trigo, más otras ocho fanegas y ocho celemines
de cebada. Los ingresos de la ermita procedían
de la producción de cereales de las tierras que
poseía y de las limosnas de los fieles.
Los gastos en este período se centraban en la
obra de la ermita, pagándose tres mil maravedíes
"a los maestros que hizieron una parte de la
obra de la dicha hermita" y otros veinte reales
(680 maravedíes) por la madera necesaria para
la obra. Para conseguir los veinte reales se vendieron
ocho fanegas de cebada al precio de ochenta maravedíes
cada una "e para complirse los dichos veinte
reales dio el mayordomo quarenta maravedíes con
la dicha cevada e dio en gastos de por menudo sesenta
e ocho maravedíes", con lo que llegaron
los gastos hasta los tres mil ciento ocho maravedíes
y las ocho fanegas de cebada. Además se entregaron
dos fanegas y media de trigo "que dio a los
que fueron por la madera e porque la hermita no tenya
mas de dos fanegas descontaron por la media fanega setenta
y seys maravedíes"3
El alcance (ingresos menos gastos) de la ermita era
de sesenta y siete maravedíes y ocho celemines
de trigo, pero el mayordomo tuvo que abonar a los que
estaban haciendo la obra de la ermita otros ciento sesenta
y tres maravedíes, resultando un beneficio prácticamente
irrisorio: veintiocho maravedíes, pudiendo observar
como los gastos para concluir la ermita de San Antón
estaban absorbiendo prácticamente todos los ingresos
obtenidos. Los visitadores hacen también varios
mandatos al mayordomo que consisten en que "de
los primeros dineros que aya de la hermita se haga pagado",
es decir que se paguen los gastos de la visita, ya que
no le queda dinero ni para eso, además se le
encarga que "de las limosnas e rentas de tierras
haga cubrir lo restante de la hermita y rrebocar las
paredes según que estan las paredes de lo que
esta cubierta"4
, es decir que se acabe de edificar la ermita y que
se haga de la misma manera que lo que hay construido,
con el objeto de mantener una uniformidad en su estructura.
En la descripción de 1550 la ermita ya está
terminada, indicándonos que está cubierta
de madera de pino a par e hilera, con una reja de palo
que separa el altar del resto de la nave, estando la
imagen de bulto, otra pintada y un frontal de lienzo
para adornar el altar con la imagen de San Antón,
siendo sus posesiones en tierras las mismas que poseía
quince años antes. El mayordomo en ese momento
es Juan Díaz de Montalvan, al que toman cuenta,
teniendo en su poder de alcance seiscientos sesenta
y nueve maravedíes, y "en poder de una
persona estan sesenta y ocho rreales (2.312 maravedies)
que cobraronse y dieronse de mayordomo presente"
y una vez tomada la cuenta y viendo que era cierta,
de acuerdo con el concejo se nombró como nuevo
mayordomo a Martín Gómez, vecino de la
villa, recibiendo el dinero del alcance del anterior
mayordomo.5
Techumbre
de madera de la Ermita
Los visitadores dan varios mandatos al nuevo mayordomo,
con el objeto de arreglar tanto la ermita como la imagen
del santo, indicando que el "alero de la pared
poniente le haga aderesçar e poner la teja necesaria";
que mande hacer una imagen nueva de San Antón
con su tabernáculo tallado y que "haga
la ymagen de manera que pueda salir a la procesion quando
va el pueblo a la dicha hermita y no vistan a la que
al presente tiene como soldado, que paresce cosa de
yndebocion y la saquen fuera de la hermita porque no
conviene"6.
Vemos como la primera imagen que se había hecho
de San Antón no sería muy agraciada y
además la vestían como un soldado, no
considerándola los visitadores apropiada para
los actos religiosos, que como nos indican se llevarían
a cabo de igual manera que en la actualidad, yendo la
gente del pueblo a la ermita, y haciendo una procesión
con el Santo. También le mandan que "haga
hazer un carrillo bueno" para que pueda poner
la lámpara en las vigas de madera y no como estaba.
Pero como no tiene la ermita el dinero necesario para
hacer la nueva imagen de San Antón, los visitadores
deciden que el mayordomo de la bula de la ermita de
San Sebastián, Lope Díaz Serrano, entregue
al mayordomo de San Antón la cantidad de seis
mil maravedíes para hacer la imagen y el tabernáculo,
y que cuando el mayordomo de San Antón disponga
de ese dinero los devuelva al de San Sebastián.7
En estos treinta y cinco años que habían
transcurrido desde su construcción, la ermita
y devoción de San Antón había alcanzado
notable importancia en La Solana. La trascendencia de
la actividad ganadera en la villa y el patronazgo del
Santo sobre los animales nos permiten explicar el auge
que adquirió en pocos años.
Como hemos visto en estas líneas, San Antón
es una ermita realizada a principios del siglo XVI,
con un estilo arquitectónico popular y una bella
techumbre de madera, a par e hilera semejante a la que
tendría Santa Quiteria, si no hubiese sido destruida;
y un hecho muy importante es el de su pureza arquitectónica,
conservada hasta la actualidad, siendo esto debido quizá
a no encontrarse dentro de la población, pudiendo
observar en la actualidad un edificio que prácticamente
ha llegado hasta nosotros sin apenas reformas, tal y
como se concibió hace cinco siglos.