CAPITULO VIII
LA
ADVOCACION DE SANTA CATALINA
La
iglesia parroquial de La Solana tiene la advocación
de Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir,
siendo en la visita de 1494 cuando aparece por primera
vez citada con dicha advocación: "e luego
fueron ansy a la yglesia de la dicha villa que es de
la vocaçion de Santa Catalina"1
, no encontrándose ésta sin embargo en
las anteriores visitas de 1478 y 1480, desconocemos
si es porque todavía no la tenía o porque
los visitadores la obviaron.
Santa Catalina nació en Alejandría en
el siglo III, hacía el año 292, miembro
de una familia noble y rica, e incluso algunas fuentes
la sitúan como hija del rey Costo. Desde muy
pequeña se instruyó en las artes liberales,
alcanzando profundos y extensos conocimientos en todas
las disciplinas. Cuando tenía dieciocho años,
al celebrarse en Alejandría unas fiestas en honor
de los dioses, Santa Catalina destacó por su
dialéctica ante el emperador Maximino2
, que se sintió cautivado por su inteligencia
y belleza. Tras vencer y convertir al cristianismo en
un duro debate a cincuenta sabios de la ciudad, que
acabaron martirizados, y negarse a los deseos del emperador,
éste la encarceló durante doce días,
tras lo cual la condenó a ser torturada por cuatro
ruedas dotadas de clavos y sierras dentadas, pero estas
se rompieron matando a numerosos espectadores paganos.
Tras ejecutar a su esposa que intercedió por
ella, Maximino ordenó decapitar a la joven, aunque
de sus heridas no brotó sangre sino leche, y
unos ángeles recogieron su cuerpo trasladándola
al monte Sinaí donde la enterraron, lugar en
el cual se encuentra un importante templo dedicado a
la Santa y según la leyenda de sus huesos sale
un delicioso aroma que cura a los enfermos que lo aspiran3.
La narración legendaria de la vida de Santa Catalina
se hizo muy popular en Europa Occidental desde el siglo
IX, siendo una de las santas que alcanzó mayor veneración
durante la Edad Media, sobre todo en Inglaterra y Francia,
siendo también muy importante la devoción
que se le tuvo en España. De ella se destacaban especialmente
cinco características: su sabiduría, elocuencia,
fortaleza, su purísima castidad y los privilegios
con los que fue honrada por Dios4
. Es una de las tres Santas veneradas en la Edad Medía
por su virginidad, junto a Santa Inés y Santa Cecilia,
pero mientras Santa Inés es la virgen inocente, ignorante
y desarmada cuyo emblema es el cordero, y Santa Cecilia
es la esposa que acepta de forma voluntaria la castidad
en la cámara nupcial, Santa Catalina sin embargo
representa a la virgen culta e inteligente que reconoce
la ciencia del bien y el mal y es capaz de discutir y vencer
a los doctores5 .
Por su inteligencia fue elegida patrona de la Facultad de
Teología de París, acabando por generalizarse
su protección a todos los filósofos e intelectuales.
También es patrona de los jóvenes, en especial
de las chicas que buscan novio, y de los carreteros como
consecuencia de su representación con la rueda del
martirio, así como de los aprendices de sastre y
de las modistas ya que dicha rueda asemejaba una rueca,
este hecho resulta curioso por la larga tradición
textil existente en La Solana.
La advocación de Santa Catalina de Alejandría
fue muy popular en el Campo de Montiel, pues además
de La Solana fue la patrona de las iglesias parroquiales
de Carrizosa y Fuenllana, teniendo además dicha advocación
otra población santiaguista aunque situada fuera
del Campo de Montiel: Campo de Criptana. No sólo
fue popular en la Mancha, pues en Extremadura también
hay varias poblaciones que la tiene como patrona y entre
los santos más venerados y con mayor número
de ermitas en la Baja Extremadura ocupa un digno octavo
puesto compartido con San Pedro y San Cristóbal,
centrándose su culto en los núcleos urbanos
más importantes y desarrollados6
.
La Santa era representada con la palma del martirio, y con
uno de los dos instrumentos utilizados en el mismo: el primero
fallido, la rueda con puntas que a veces es representada
rota, y por la espada con la que finalmente fue decapitada.
En la imagen que encontramos en iglesia de La Solana aparece
con la palma del martirio y una rueda, símbolo que
también estaba representando a la Santa en una casulla
que tenía la parroquia en el siglo XV, y que era
utilizada en las fiestas que se hacían en su honor.
La imagen situada en la puerta norte que da a la Plaza Mayor,
fue realizada en el siglo XVII y en ella aparece una escultura
de la Santa dentro de una hornacina, coronada como reina,
con un libro abierto en la mano izquierda y se supone que
tendría una pluma en la derecha, aunque está
perdida, a sus pies aparece la cabeza de un hombre, quizá
la de quien la mandó ejecutar, el emperador Maximino.
Es de destacar el adorno del torso semejando una rueda de
cuatro radios, así como los restos de policromía
que aún conserva.
La causa por la que se le daría a la iglesia la advocación
de Santa Catalina es según varias autoras, como Angela
Madrid Medina7 y María
del Pilar Molina Chamizo8
, el buscar su protección frente a las plagas de
langosta que asolaban las cosechas de la localidad, y que
están ampliamente documentadas en los siglos XV y
XVI. Los votos para protegerse de la langosta no tenían
un santo fijo, sino que variaban según las localidades,
abarcando prácticamente todo el santoral, al contrario
de lo que ocurría con la peste adjudicada siempre
a San Sebastián y la rabia a Santa Quiteria. Además
un hecho extraño es que en la segunda mitad del siglo
XVI, el voto que se hace en La Solana en conmemoración
de que se hubiera quitado la langosta que asolaba la villa
estaba dedicado a San Agustín y no a Santa Catalina,
indicando que "hay otro voto de guardar el día
de la Bienaventurada Santa Catalina9
porque es vocación de la dicha villa e iglesia mayor
de ella" , lo que no concuerda con lo anteriormente
expuesto de que se acogieran a la advocación de Santa
Catalina para protegerse de la langosta, a no ser que a
lo largo de la primera mitad del siglo se hubiera cambiado
al santo protector contra la misma.
Notas
1.ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL.
Sección Ordenes Militares. Santiago. Libro 1067C. Visita
de 1494, pág. 643.
2.El emperador Maximino al que
se hace referencia es Maximino II Daia, que fue uno de los
cuatro miembros de la tetrarquía, que gobernó
el Imperio Romano entre los años 305 y 313, siendo
Augusto en Oriente junto a Licinio, mientras que Constantino
y Majencio lo fueron de Occidente.
3.DE LA VORAGINE, Santiago: La
leyenda dorada. Tomo II. Alianza Editorial. Madrid, 2001,
pp. 766 y s.s.
4.Ibídem, pág.
772.
5.MALÉ, Emile: El Gótico:
la iconografía de la Edad media y sus fuentes. Ediciones
Encuentro. Madrid, 1986, pág. 288.
6.RUIZ MATEOS, Aurora y otros:
Arte y religiosidad popular: las ermitas en la Baja Extremadura
(siglos XV y XVI). Departamento de Publicaciones de la Diputación
de Badajoz. Badajoz, 1995, pág. 35.
7.MADRID MEDINA, Angela: "El
campo de Montiel: Ermita de Santa María de la Vega"
en Actas del Simposio Devoción Mariana y Sociedad Medieval.
Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1988, pág.
352.
8.MOLINA CHAMIZO, María
del Pilar: "Un ejemplo de la evolución arquitectónica
religiosa en el territorio santiaguista del Campo de Montiel:
la iglesia parroquial de Santa Catalina (La Solana)"
en Las Ordenes Militares en la Península Ibérica.
Edad Moderna. Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, pág.
1537.
9.VIÑAS MEY, Carmelo y
PAZ, Ramón: Relaciones histórico-geográficas-estadísticas
de España ordenadas por Felipe II. Ciudad Real. Centro
Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1971,
pp. 485 Y 486
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