HIJAS
DE LA CARIDAD
SUS
ORIGENES
Fundada
en el siglo XVII por San Vicente de Paúl
y Santa Luisa de Marillac, es conocida en la Iglesia
con el nombre de "Compañía
de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl,
Siervas de los pobres".
Es
una Sociedad de Vida Apostólica en comunidad,
que asume los consejos evangélicos mediante
un vínculo definido por las Constituciones.
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...Sois
unas pobres Hijas de la Caridad, que os habéis
entregado a Dios para el servicio a los pobres... (San
Vicente de Paúl)
...Bienaventurados
aquellos que por disposición de la Divina Providencia
hacen de la Caridad la ocupación ordinaria
de su vida"... (Sta. Luisa de Marillac)
Fundadas
por San Vicente y Santa Luisa en 1633, hoy están
extendidas por todo el mundo, en número aproximado
de 24.500, en 90 países, atendiendo toda clase
de pobrezas, porque no hay miseria humana que puedan
considerar ajena, ya que saben por la fe que Cristo
les espera en los que sufren.
LA
COMPAÑIA EN ESPAÑA
Los comienzos de las Hijas de la Caridad fueron sencillos
e inesperados. En 1630 aparecen las primeras "siervas
de los pobres", entonces jóvenes campesinas
que voluntariamente se entregan a Dios para estar
disponibles en el servicio con los pobres. Tres años
después, el 29 de noviembre de 1633, algunas
de estas jóvenes se reúnen en casa de
Luisa de Marillac, apareciendo así la primera
comunidad. Este hecho da origen a la fundación
de la Compañía el 29 de noviembre de
1633.
Sus primeros servicios los realizan como auxiliares
de las Damas de la Caridad. No existe ningún
vínculo jurídico hasta 1646, en que
se aprueba la Cofradía de la Caridad por el
arzobispo coadjutor de París, Juan Francisco
de Gondí. Nueve años después,
en 1655, una nueva aprobación permite a la
Compañía asegurar la dependencia del
Superior General de la C.M. Es después de la
muerte de los Fundadores cuando la Compañía
recibe la Aprobación Pontificia en 1668. Hoy
la Iglesia la reconoce como "Sociedad de Vida
Apostólica en Comunidad" (C. 1.13).
En el siglo XVII francés las Hijas de la Caridad
eran algo nuevo. San Vicente las define diciendo
"sois pobres Hijas de la Caridad, que os habéis
entregado a Dios para el servicio de los pobres"(Conf.
n.° 907). Su estilo de vida es el de las jóvenes
que "van y vienen", sirviendo a los pobres
en sus propios domicilios. A medida que pasa el tiempo,
se multiplican las obras y las hermanas llegan también
a las Instituciones.
A
España llegaron las primeras Hijas de la Caridad
en 1790, eran seis jóvenes españolas
que después de un tiempo de formación
en París son enviadas a servir a los enfermos
del hospital de la Santa Cruz, de Barcelona. En 1856
llegan a Madrid diez Hijas de la Caridad francesas
para trabajar en el colegio de Santa Isabel. A partir
de este momento existen en España dos Provincias:
Provincia Española, cuya Casa Provincial estaba
ubicada en la Avda. General Sanjurjo y Provincia Franco-Española,
con la Casa Provincial en la Avda. de Martínez
Campos.
En
1964, respondiendo al deseo de renovación
del Vaticano II, la Superiora General, sor Susana
Guillemin, modifica el hábito de todas las
Hijas de la Caridad del mundo y divide España
en ocho Provincias: Barcelona, Gijón, Granada,
Madrid-Santa Luisa, Madrid-San Vicente, Pamplona,
San Sebastián y Sevilla. En 1972, Canarias
formará una Provincia independiente de la
de Sevilla.
Al
comienzo del tercer milenio, la Compañía
de las Hijas de la Caridad en España está
formada por nueve Provincias Canónicas, con
un total de 7.073 hermanas y 742 casas. Suman 24
el número de hermanas del seminario de todas
las Provincias.
Su
trabajo con los pobres se agrupa por campos de servicio:
Enseñanza, Ancianos, Hogares, Obras Sociales.
LAS
HIJAS DE LA CARIDAD EN LA SOLANA
En esta villa de La Solana tomaron carta de naturaleza
en el año 1917.
Al inicio de la primera guerra mundial muere
don Luis María Jarava Muñoz,
soltero, y persona que aquí en La Solana
tenía muchos bienes, en su testamento dejó
la casa conocida por "Ferrón",
sita en calle Comendador, 1, de esta población
y un capital en metálico en el Banco de
España de 158.100 pesetas para establecer
en la Casa Ferrón, y con los interes de
ese dinero, un centro de enseñanza; no
especificaba qué Congregación o
qué Institución debía venir;
eso quedaba a voluntad de sus herederos, pero
sus hijos eran todavía pequeños,
siendo el citado don Pascual Jarava quien echó
sobre sus hombros el llevar a cabo la voluntad
del finado.
Don Pascual Jarava estaba casado con doña
Concepción Aznar; esta señora se
educó en Cartagena, precisamente en el
colegio de las Hijas de San Vicente de Paúl.
Fue ella la que abogó para que las Hijas
de la Caridad llegarán a este pueblo.
No es sólo de estos tiempos, la dificultad
de la escasez de Hijas de la Caridad para ocupa
las vacantes que surgen en centros docentes y
hospitalarios; ya, en los días de la fundación
de este colegio , existía este problema.
Despues de tener todo preparado hubo que esperar
un año más, y por fin en 1917, el
7 de septiembre, tuvo lugar la llegada de las
cuatro Hermanas fundacionales a esta villa: Sor
María Cristina, como superiora, Sor Vicenta,
Sor Eulalia y Sor Josefina.
Cuando las Hijas de la Caridad ven la casa se
dan cuenta que era totalmente inaceptable para
impartir clases, ya que no reunían las
condiciones mínimas para este fin. Al final,
D. Luis Jarava cedió gratuitamente, a título
de precario, la casa solariega sita en la Plaza
de la Torre números 1 y 3. Una de las partes
de la casa se la reservó el Sr. Jarava
para sí.
El 15 de septiembre de 1917 se abrió
la matriculación de alumnas. La solemne
inauguración tuvo lugar el 24 de septiembre;
comenzando ese día oyendo misa en la Parroquia
de Santa Catalina y celebrada por el entonces
párroco don Vicente Benítez, después
se trasladó el Santísimo procesionalmente
a la Casa del Colegio.
Ese
año inicial comenzó con cuatro clases
de enseñanza Primaria; dos gratuitas y
dos de paga. Lo que tenían que pagar las
niñas que recibían enseñanza
eran de dos pesetas mensuales para las que tenían
de cinco a ocho años y de cinco pesetas
mensuales todas las demas, las horas de clases
eran de nueve a doce y de dos a cinco por la tarde.
En el mes de septiembre de 1941 muere don Pascual,
y por un problema en la herencia familiar, las
Hijas de la Caridad deben cambiar de lugar para
su comunidad y sus clases docentes. Con la venta
de la antigua casa y con una buena ayuda de
doña Concepción Aznar, se compra
la Casa de la Calle Comendador número
3, quedando instalado el colegio en estas dependencias
En los año 60, se había aumentando
el numero de clases en siete y además
se impartía la Segunda Enseñanza,
yendo las alumnas a examinarse al Instituto
de Ciudad Real .
Entrada
al colegio de las Hijas de la Caridad en La Solana
La
nueva casa Colegio iba día a día deteriorándose
y llegó un momento, año 1973, en que
por su estado, las Hijas de la Caridad abandonan
el inmuble, y fue la hija de Doña Concepcón
Azar, la que quiso perpetuar la obra protectora
de su madre ya fallecida y donó el solar
e la Plaza de Santa Ana en el que se construyó
el nuevo y actual colegio de San Luis Gonzaga. La
primera piedra se colocaba el 5 de mayo de 1976
y su inaguración fue el 22 de diciembre de
1977. Siendo entonces obispo de la diócesis
Don Juan Hervás, el párroco de la
Parroquia de Santa Catalina Don Emiliano Villalta
y como Superiora del colegio estaba Sor Leonor Lario
LA
OTRA PASTORAL
De este modo llamamos a toda aquella actividad
que las hijas de la Caridad hacen por evangelizar
a los niños y jóvenes, ayudar
a los pobres, colaborar con la Parroquia, visitar
a los enfermos, apoyo economico a las misiones
y otras muchas que las hacen imprescindibles
hoy en La Solana .
Juventudes
Marianas Vicencianas
La
Asociación de Hijos e Hijas de María,
que hoy se llama en muchos países, Juventudes
Marianas Vicencianas, es de ámbito universal.
Nacida
de la experiencia del encuentro de Santa Catalina
con la Virgen en la Capilla de la rue du Bac,
en 1830, goza de aprobación pontifica
desde 1847. Sus notas de identidad son: Eclesial,
Mariana, Misionera, Vicenciana. Ellas marcan
el vivir y el hacer de los jóvenes
que forman la asociación.
Todo
Joven que participa en J.M.V. pasa de formar
un simple grupo que se reúne a formar
una Comunidad de Fe. Esta fe le va a comprometer
a lanzarse hacia la Evangelización
y servicio.
Medalla
Milagrosa |
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La
Asociación de la Medalla Milagrosa
es una Asociación de fieles, pública,
de la Iglesia Católica, que fue aprobada
por el Romano Pontífice en 1909. Sus
notas de identidad son: Eclesial, Mariana
y Vicenciana.
Entre
sus fines intenta fomentar la devoción
a la Virgen María, Madre de Dios, concebida
sin pecado y modelo de la Iglesia Peregrina,
conscientes de que el culto a la Madre redunda
en gloria y alabanza de su Hijo, el Salvador,
por medio de la Medalla Milagrosa y el apostolado
que se ejerce mediante la Visita Domiciliaria.
Voluntariado
Vicenciano
(AIC) |
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San
Vicente de Paúl fundó en el
siglo XVII asociaciones de cristianos que
en sus parroquias atendieran a los pobres,
a las que él solía llamar caridades.
Santa Luisa se encargó de visitar y
animar estas caridades en los distintos lugares
en que eran fundadas por los misioneros en
las misiones populares.
Hoy
estas caridades están unidas en una
Asociación Internacional de Caridades
que en el mundo entero reúnen más
de 260.000 asociados (sobre todo mujeres)
bajo el propósito de "Contra todas
las pobrezas, actuar juntos"
En La Solana se han trabajado estos cuatro objetivos:
1.
Avivar el sentido de pertenencia a la Asociación,
que trabaja a favor de la justicia social, movida
por la caridad, según el carisma vicenciano.
2.
Participar activamente en le programa común
de toda la Familia Vicenciana "Globalización
de la caridad:lucha contra el hambre"
3.
Conocer las pobrezas actuales de nuestro pueblo,
sobre todo las físicas, morales, psíquicas
y espirituales, haciendo un seguimiento personal
e intentar ayudarles.
4.
Dar prioridad en nuestros grupos al trabajo
de ayuda a los inmigrantes de nuestro entorno.
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EL
HOY DE LAS HIJAS DE LA CARIDAD
En
la actualidad la comunidad de La Solana nos
hemos unido a la comunidad de la vecina localidad
de Manzanares, aunque la titularidad del colegio
San Luis Gonzaga sigue estando en las manos
de las Hijas de la Caridad.
Nos
sentimos felices porque Dios nos ha amado de
una forma distinta y especial, llamándonos
a su seguimiento a través del carisma
vicenciano y el amor de los más pobres,
que era el peso y el dolor de San Vicente de
Paúl y el nuestro. Creemos que nuestro
testimonio sigue siendo vivo en medio de la
Comunidad cristiana de La Solana.
"Dios
pide primero el corazón, después
las obras" (San Vicente de Paúl)
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