--
LA
VIRGEN DEL CONSUELO
HISTORIA
DE UNA APARICIÓN
|
|
l
pueblo de La Solana (Ciudad Real)
vivió, prodigiosamente, una historia que ocurrió
el año 1850, un día 25 del mes de Mayo. Por entonces
sólo había una Iglesia parroquial en el pueblo:;
más abajo existía un Convento de Religiosos Trinitarios
que guardaban la figura de Jesús Rescatado. Pero, en la
Plaza Mayor, como corazón que señala, se levantaba
una Iglesia con esbelta torre y varias capillas, dedicada a Santa
Catalina, virgen y mártir. Hermosísima en su construcción
que se realizó entre los siglos XV al XVII, sobre un antiguo
asentamiento de la fortaleza solanera. Al entrar en el interior
del templo siempre se encontraba uno, con la mirada absorta,
el impresionante retablo que se construyó a finales del
siglo XVI y principios del XVII por Luis de Vellorino y Juan Ruiz
Delvira y que, con sus imágenes y sus cuadros, nos recordaban
la vida de la Virgen al lado de su Hijo Jesucristo. Aquí,
en este templo, más concretamente en la capilla de San
Ildefonso, se produjo el hecho que ahora vamos a contarles:
LA
APARICION DE LA VIRGEN
Muy
de mañana, la jóven María Antonia acudía
a la Iglesia de Santa Catalina a orar a la Virgen de los Dolores
que estaba en la capilla de San Ildefonso, allí la miraba
y meditaba su soledad. Un día, estando en meditación
delante la Virgen, de pronto, la vio pasar por delante de ella,
hermosísima, con una velocidad tal que era imposible describirla.
María Antonia se quedó aturdida. Pero volvió
a repetirse la aparición de la Virgen, de esta forma,
en varias ocasiones, y siempre en sábado. Pero un 25 de
Mayo, la Virgen dejó su paso veloz y se detuvo ante la
joven. Mucho rato estuvieron hablando las dos, y al final del
encuentro, la Virgen le pidió a María Antonia que
hiciera una estampa con su imagen según le dijera y que
la llamara, desde ahora, Madre del Consuelo, porque a ella acudían
los afligidos a los que siempre consolaba.
Estampa
publicada en 1863 y que señala el momento de la
1ª Aparición de la Virgen del Consuelo a Maria
Antonia García Parra Naranjo |
Esta
joven se llamaba María Antonia García Parra Naranjo.
Sus padres eran Antonio y María Dionisia, y nació
y vivió en la popular calle Ancha, en el barrio de El Santo.
Se quedó muy pronto sin padres, y al ser hija única,
tuvo que trabajar para poder subsistir. Se hizo panadera y en
su casa cocía el pan que luego, a cambio de unas monedas,
vendía a los vecinos. Cuenta la tradición oral que,
en una ocasión, la Virgen dijo a María Antonia,
preocupada por perder el pan de ese día, que estaba en
el fuego, que no pasaría nada porque el pan lo había
ya sacado ella del horno.
Pues
a esta joven piadosa, con profunda fe popular, que frecuentaba
la Iglesia para sus rezos y ayudaba a los pobres que lo necesitaban.
Un 25 de mayo, como hemos dicho, en medio de resplandores, se
apareció la Virgen del Consuelo con su Niño en brazos,
mostrando su corazón, y acompañados del ángel
Adelín.
María
Antonia escribió: “En mi pena consuelo buscando
tus dolores, María, contemplo, de mi villa Solana en su
templo, donde mi alma se goza sin fin; veinticinco de mayo fue
el día en el mil ochocientos cincuenta, y ese cuadro a
mi vista presenta con María, Jesús y Adelín”.
A los pocos días, el cura confesor de María Antonia,
D. Eusebio María Morales, escribió una novena a
la Virgen -que también lo había pedido la Señora-
así como todo lo acontecido en estos días para que
no se olvidara en la historia.
El
8 de junio del mismo año, se volvió a aparecer la
Virgen , ahora, rodeada de un inmenso jardín y volviendo
a recordar que se debía de hacer una estampa con su imagen.
Ese día la Virgen iba derramando flores menuditas sobre
el suelo, anunciando las gracias que iba a hacer a España.
Cuadro
del Retablo de la Iglesia de Campo de Criptana donde se
narra la 2ª Aparición de la Virgen del Consuelo |
A
partir de ese momento, hechos prodigiosos empezaron a ocurrir
en el pueblo: un militar fue curado cuando María Antonia
pidió por él a la Virgen del Consuelo… o la historia
de la joven señora con fuertes dolores que se encomienda
a la Virgen del Consuelo y desaparecen todos sus males. Y en aquella
ocasión, cuando vinieron varias señoras de Manzanares
para conocer a María Antonia e invitarla a ir a su pueblo;
en el camino, dudando de la aparición, ésta le muestra
que es verdad a través de una avutarda que coge con sus
manos.
El
sacerdote que escuchó y creyó la historia de María
Antonia, Don Eusebio María, dejó escrito cómo
debían dibujar a la Virgen en la estampa, según
había dicho la Virgen del Consuelo a María Antonia:
"De cuerpo entero, sobre una nube, un vestido
fino, blanco y alegre, largo y será cerrado a la garganta,
y un manto igual que el color del vestido que penderá de
la cabeza. La punta izquierda del manto estará sobre el
brazo derecho de la Señora ; como a su mitad estará
sentado el Niño que tendrá unas lagrimitas en sus
ojos, llaguitas en sus manos, heridito el corazón, saliendo
de él bastante sangre. Sus manos en acción de abrirse
al pecho para enseñar su corazón".
Este
cuadro, ya acabado, lo vieron muchas personas. Estaba colocado
en la capilla de la Parroquia de Santa Catalina, que se conoce
con el nombre de San Ildefonso, en el mismo lugar donde unos meses
antes se había vivido el acontecimiento que estamos recordando.
Unas
semanas después se encarga la estampa con la novena de
la Virgen en Madrid; pensaron hacer muchas copias, pero por unos
problemas y otros, esta impresión no se acabó hasta
el 3 de junio del 1851, un año después. Luego de
distribuir las estampas por todos los sitios, y como la devoción
era tan grande, se encargó una imagen de la Virgen del
Consuelo con los mismos detalles que ella había pedido
para su estampa.
Poco
a poco la devoción hacia la Virgen del Consuelo fue en
aumento.
LA
IMAGEN DE LA VIRGEN DEL CONSUELO
El
10 de agosto llegaba la imagen de la Virgen del Consuelo a la
estación de Alcázar de San Juan y el día
12 a La Solana. Su escultor fue Don Salvador Páramo y fue
costeada por la señora Concepción Bustillo y Mena,
que quiso dejar esta herencia a La Solana por ser el lugar que
la Virgen había elegido para presentarse y comunicar al
mundo su amor. Mientras tanto, en Daimiel preparaban el retablo
encargado por la misma señora, que acogería la imagen.
El artista del retablo era Manuel Martín Gil
Al
llegar la imagen se llevó al Convento de las Madres Dominicas
para que terminaran sus vestidos y le pusieran la corona. Tres
meses tardaron en esta misión. Por fín, el 13 de
noviembre de 1855,la imagen de Nuestra Señora del Consuelo
salía preciosa del Convento de las Madres Dominicas para
ir a la Parroquia. Fue una procesión extraordinaria con
la banda de música de Manzanares; se voltearon las campanas
y las personas llenaban las calles….
La
procesión acabó en la nave de la Iglesia donde estuvo
hasta el domingo 28 de diciembre. Después de celebrarse
una solemne función religiosa se trasladó a la Virgen
del Consuelo a la capilla de San Ildefonso, donde se apareció,
y se colocó en el hermoso retablo fabricado en Daimiel.
En lo alto del retablo también se colocó el cuadro
inicial de la Virgen del Consuelo del que se habían sacado
las estampas para la devoción popular.
SOR
MARIA ANTONIA DE JESÚS
María
Antonia García Parra, después de lograr ver a la
Virgen del Consuelo en el cuadro que luego se sustituyó
por una imagen, se retiró del mundo y se hizo pobre, obediente
y humilde, ingresando en las Religiosas Concepcionistas de Manzanares,
tomando el nombre de Sor María Antonia de Jesús.
En muchas ocasiones María Antonia había visitado
a la Virgen de los Dolores para meditar su soledad, ahora, ella,
sería la compañera de la Virgen y estaría
toda su vida con ella. Nada tenía sentido sino no era abandonarlo
todo por aquélla que, con su Sí, cambió la
humanidad. Por eso, Sor Maria Antonia, se dedicó a rezar
y a escribir versos místicos que salían de su corazón
y manaban amor. Así decía:
¿Cómo
explicar podré yo
la
grandeza y el poder
de
mi Dios, que me dio el ser,
y
al que tengo en posesión?
Es
tan estrecha la unión
de
mi Jesús, este día,
tanto,
que dice: María,
es
tuyo mi corazón.
Yo
muriera ciertamente
en
esta misma ocasión
si
no alargara mi vida
el
que esta en mi corazón.
Venga
ya la dulce muerte
y
en tu pecho colocada,
como
firme enamorada,
vuele
al cielo dulcemente.
¡Qué
feliz será mi suerte
estando
en tu compañía!:
¡Oh
Jesús del alma mía,
que
venga pronto la muerte!.
Mira
que muero por verte:
venzan
ya la porfía,
¡oh
Jesús del alma mía!,
y
venga presto la muerte.
Cúmplase
ya la palabra
que
me distes aquel día,
que
en tu pecho colocada
al
cielo me llevarías.
Venga
ya la dulce muerte,
mi
Jesús y Dueño amado,
que
en caso tan apretado
no
puedo vivir sin verte
Años
más tarde, no se sabe cuando, moriría siendo aún
muy joven.
Los
años siguientes a la desaparición de Maria Antonia
todo siguió igual y mucha gente visitaba el lugar de la
Aparición de la Virgen , incluso desde las Indias; su patriarca,
D. Antonio de Posadas Rubín, o el Arzobispo de Toledo Don
Juan José Benet y Orbe y el mismo Monseñor Brunelli,
nuncio de su Santidad en España, otorgaron indulgencias
a aquellas personas que oraran a la Virgen del Consuelo de La
Solana.
Estampa
publicada en 1955 con motivo del centenario de la Aparición
de la Virgen del Consuelo |
Y
el sacerdote solanero don Juan Alfonso López de la Osa,
natural de La Solana, gran enamorado de la Virgen del Consuelo,
recoge toda esta historia en dos libros que escribió en
1913 sobre la vida de Sor Maria Antonia de Jesús titulados:
“La Virgen del Consuelo” y “Un capullo que se abre”. Gracias a
él y a su familia hoy tenemos la vida y la historia de
la Virgen.
DESAPARECE
LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL CONSUELO
Pero
un triste acontecimiento ocurrió en julio del año
1936. Una guerra de locos llega a nuestro país, hermanos
matan a los hermanos, vecinos odian a sus vecinos, familias se
rompen por un enfrentamiento que nace de la forma de pensar y
ser. Una barbarie que nunca debió existir y, que de un
modo especial, se hace virulenta con la Iglesia y los cristianos.
Aquí, en el pueblo de La Solana también llega la
guerra de un modo violento y destruyen la Iglesia del Cristo del
Amor, y queman el Convento de los Trinitarios y en Convento de
las Monjas de Clausura se convierte en cárcel para los
presos. La Iglesia de Santa Catalina es arrasada: el retablo del
altar, el chapitel de la Torre , el despacho de la sacristía
y todas las imágenes de Cristo, de la Virgen y de los Santos…
todo desaparecen. Nada quedó nada de la Virgen del Consuelo
Días
después de la quema de la Iglesia , el nuevo alcalde fue
a ver los escombros y rebuscando entre aquella ruina, con la luz
de una lamparilla, creyó ver de pronto unos ojos fijos
en él. Se sintió lleno de pavor y huyó de
allí, pero reaccionando, volvió al mismo lugar,
encontrando el Divino Niño, que parecía mirarle,
brillándole dos lagrimitas que caían de sus mejillas.
Lo
recogió, llevándolo con gran cuidado a la sala de
actos del Ayuntamiento, colocándolo en una repisa y diciendo
– mandando mas bién- que fuera respetado este Niño
por ser el que "se había aparecido a María
Antonia". El alcalde se llamaba Gregorio Salcedo Velasco,
es un personaje clave en la historia de la Virgen del Consuelo,
hizo mucho bien al recoger y guardar la Imagen del Niño
y al proteger a un grupo de Hermanitas de Ancianos Desamparados
que huían de los pavores de la guerra.
Retablo
e interior de la Parroquia de Santa Catalina destruidos
en su totalidad en 1936 |
DE
NUEVO LLEGA LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL CONSUELO
Durante
la contienda civil, el sacerdote solanero Don Patricio Martín-Albo
Velasco, permaneció protegido en Manzanares, manteniendo
en secreto su condición. Al acabar la guerra regresa a
su pueblo y, a la espera de que se organizara la diócesis
y recibiera un nuevo destino, reside en la calle Don Rodrigo y
colabora con la Parroquia de Santa Catalina en la administración
de sacramentos y en su restauración hasta que es destinado
al pueblo vecino de San Carlos del Valle. Don Patricio es importante
en esta historia porque recibió el Niño Jesús
de la Virgen del Consuelo que mantenía en su poder el Ayuntamiento
solanero, gracias al alcalde republicano, Gregorio Salcedo Velasco,
que lo guardó, y que también perdió su vida
como consecuencia de este enfrentamiento de hermanos.
Por
su parte, un grupo de vecinos empieza a reconstruir la Iglesia,
lo mismo que la Capilla de San Ildefonso; y gracias a la colaboración
de las hermanas Manuela y Encarna López de la Osa Posadas
se adquirió una nueva imagen de la Virgen del Consuelo
con las mismas características que la primera. Costó
1.400 pesetas, y el encargado de hacer los trámites de
la imagen fue el sacerdote D. Gregorio Bermejo López y
en el año 1941 llegó a La Solana la nueva imagen
de la Virgen del Consuelo, colocándosele en sus brazos
a su Divino Niño que se había salvado de la destrucción
Imagen
del Niño Dios, recuperado de los escombros en
la Guerra Civil de 1936 y que hoy bendice al pueblo
enseñando su amor |
Desde
entonces y hasta ahora, las familias López de la Osa Posadas
y sus descendientes, la familia Arroyo López de la Osa,
han custodiado la Imagen de la Virgen del Consuelo, han costeado
los gastos de mantenimiento y nunca han perdido la devoción
hacia la Virgen que, hoy, sigue latiendo en La Solana y desde
ahí, desde el mismo lugar donde Maria Antonia tuvo la vision,
en la Capilla de San Ildefonso, sigue enseñándonos
su corazón, que de amor sigue sufriendo por todo el dolor
del mundo y nos sigue bendiciendo.
En
septiembre del 2005, reunido el Consejo Parroquial de la Parroquia
de Santa Catalina y los sacerdotes, a propuesta de la Coordinadora
de Jóvenes, se pide revivir la historia de la Virgen del
Consuelo para que no se pierda y hacer que los jóvenes
y demás generaciones, que desconocen este hecho, recuperen
una memoria histórica, que sin saber por qué, se
ha dejado caer en el olvido.
El
1 de diciembre se ponían en marcha todas las actividades
en honor de la Virgen del Consuelo, y su párroco, Don Francisco
Jiménez, ante los medios de comunicación locales,
dice que estos actos son un regalo para la Virgen, al culminar
el 150º aniversario de la Proclamación del Dogma de
la Inmaculada Concepción de María. Don Candelo López,
vicario parroquial, dijo que los sacerdotes de hoy, tienen la
misma obligación y con la misma ilusión, que los
compañeros pasados tuvieron a la hora de extender el mensaje
de la Virgen a Sor Maria Antonia como Don Eusebio María,
don Juan Alfonso, don Patricio y don Gregorio; así ahora,
don Francisco, Don Candelo y Don Julián, sacerdotes del
Señor continúan al servicio de María, en
su advocación de de la Virgen del Consuelo, extendiendo
la devoción de ella como Madre de los afligidos.
El
responsable de todo este quehacer ha sido don Julián Martín
que junto a José Antonio Fernández, ha recorrido
familias, casas y han leido libros recogiendo datos; han elaborado
CDs, cuadernos de dibujos, presentaciones y miles de cosas más
para revivir el mensaje de la Virgen a la joven solanera.
Don
Antonio Algora, obispo de Ciudad Real, y en su nombre, el Vicario
General de la Diócesis , Don Miguel Esparza, ha autorizado
todos estos actos del siguiente modo: "Hacemos
votos para que todas estas actividades redunden en bien espiritual
de los fieles de esa parroquia, que, sin duda, verán acrecetanda
su devoción a la Virgen. Con ella, como Madre, en torno
al Señor Resucitado, presente en la Eucaristía ,
se fortalecerán como cristianos y harán de sus vidas
comprometidas en favor de los más necesitados un testimonio
atrayente para todos los que los contemplen".
Han
colaborado en todos los actos organizados:
-
José Antonio Fernández Pérez
-
Angelita Jaime Jaime
-
Petra Castaño Prieto
-
Antonio Arroyo López de la Osa
-
Petra González Salcedo
- Juani Torrijos
-
Petra Casado
-
Inmaculada Serrano Alhambra
|